Oh Santísima Señora, Theotokos, luz de mi
pobre alma, mi esperanza, mi protección, mi refugio, mi consuelo, y mi
alegría! Te agradezco por haberme permitido participar del purísimo
cuerpo y de la purísima sangre de tu Hijo.
Ilumina los ojos de mi corazón, O Bendita Virgen que llevaste la fuente de la inmortalidad.
Oh tiernísima y amorosa Madre del Dios
misericordioso; ten misericordia de mi y concédeme un corazón
arrepentido y contrito con humildad de mente.
Guarda mis pensamientos de que se pierdan
en toda clase de distracciones, y hazme siempre digno, hasta mi último
aliento, de recibir los purísimos misterios de Cristo para la sanación
de mi alma y cuerpo.
Dame lágrimas de arrepentimiento y de
agradecimiento para que Yo pueda cantarte y alabarte todos los días de
mi vida, porque tu eres siempre bendita y alabada.
Amén.
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