jueves, 28 de noviembre de 2013

San Gregorio de Nacianzo: Un santo Obispo



San Gregorio de Nacianzo vivió durante un período clave para la formación de la Iglesia, del 329 al 391. Debido a la influencia de su pensamiento, se le reconoce como uno de los “Padres” de la Iglesia. Fue un gran orador, y se conservan muchos de sus sermones. También nos dejó bastantes detalles de su vida personal. En el año 313, el emperador romano Constantino, después de su conversión al cristianismo (lo cual es muy discutido, ya que los historiadores no se ponen de acuerdo, algunos dicen que se convitrtio pero que no se bautizo, otros que si, y algunos dicen que se bautizo en su lecho de muerte, aun dentro de las iglesias no se ponen de acuerdo, algunas lo tienen por santo y otras no), dio libertad de culto al cristianismo, pero esto no resultó en que se estableciera el cristianismo inmediatamente en todo el imperio. Muchos de los cultos paganos siguieron teniendo importancia. Otra fuente de división fue el número de sectas cristianas o herejías, que competían con el cristianismo católico. La más importante de estas herejías fue el arrianismo, que negaba la divinidad de Jesús. Después de Constatnino, su sucesor Constancio, simpatizaba con el arrianismo. Un número de los obispos del Oriente también eran también arrianos. El siguente emperador, Juliano, llamado el apóstata, se convirtió al paganismo y restableció a éste como el culto oficial. Finalmente, el emperador Teodosio estableció el cristianismo como la religión oficial del imperio en el año 380. San Gregorio nació en Capadocia, parte de la Turquía actual, y entonces parte del Imperio Romano. Su madre era cristiana, y su padre era miembro de una secta pagana, pero se convirtió al cristianismo por influencia de su esposa. 
 
Los dos eran de familias prominentes, y el padre fue nombrado obispo de Nacianzo en Capadocia. 
 
Los obispos entonecs podían ser casados, Gregorio y su hermano Cesario fueron enviados a ciudades importantes para ser educados, como era costumbre entre las familia pudientes del imperio romano, pero sus padres se aseguraron de que tuvieran profesores cristianos. Primero estudiaron en Cesarea, donde había concetración cristiana, y luego pasaron a Alejandría, donde se radicaba la mejor biblioteca del mundo, y donde Cesario se quedó estudiando medicina. Gregorio estaba más interesado en el estudio de la filosofía, y se trasladó a Atenas, que seguía siendo el centro de la filosofía, desde los tiempos de Platón y Aristóteles. En Atenas fueron sus compañeros de estudio su gran amigo San Basilio, y Juliano, el futuro emperador. Gregorio y Basilio observaron como Juliano se fue apartando del cristianismo e interesandose en los cultos paganos, que los consideraba más intelectuales. En Atenas, Gregorio encontró su vocación, el uso del pensamiento griego y romano al servicio de la religión cristiana. Los expertos que han estudiado sus escritos, consideran que Gregorio fue el hombre de mayor educación y conocimiento de su tiempo. En sus sermones, Gregorio alaba el uso de los conocimientos para el bien de la humanidad, incluyendo las ciencias: “No debemos de descuidar los cielos, la tierra, el aire, y todas estas cosas, porque algunos las han usado mal, honrando a las cosas en vez de a Dios, sino que debemos de usarlas para mejorar nuestras vidas.”Terminando sus estudios, Basilio visitó varios de los monasterios de Egipto, donde se estaba experimentando con las primeras reglas monásticas. Basilio fundó un monasterio en Capadocia e invitó a Gregorio a que se integrara a éste. Gregorio lo visitó por un tiempo, pero llegó a la conclusión de que no le gustaban los trabajos manuales que hacían en este monasterio. El se quería dedicar por completo a los estudios.Gregorio estaba convencido de que sus estudios teológicos eran su vocación principal, pero estuvo dispuesto a servir en cargos eclesiásticos cuando había la necesidad, aunque esto no le gustaba. Su padre lo nombró obispo auxiliar de Nacianzo cuando le hizo falta ayuda por estar enfermo, y el emperador Teodosio lo nombró obispo temporario de Constantinopla en el año 380, para combatir el arrianismo en esta ciudad. En el 381, Teodosio convocó un concilio en Constantinopla para tratar de unir al cristianismo. Gregorio presidió este concilio por un tiempo, e hizo contribuciones teológicas muy importantes, pero extenuado, se retiró de la presidencia antes de que se acabara el concilio y volvió a Capadocia, donde se dedicó a los estudios por el resto de su vida. Se considera que Gregorio fuel el pensador que más contribuyó a la Teología de la Trinidad. A pesar de su predilección personal por estudiar, a Gregorio le debemos un gran aporte sobre el deber de ocuparse de los pobres y los enfermos, a través de un influyente sermón que hizo apoyando la fundación de un leprosorio en Capadocia. Nos dice: “La contemplación es algo hermoso, también lo es la acción. La primera nos eleva e inicia nuestra mente en los temas sagrados. La segunda recibe al mismo Cristo, y lo ministra, demonstrando el amor con las obras.”

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