“Yo, tu siervo, oh Madre de Dios, te canto
el himno de triunfo, oh Guerrera y Defensora, te presento mi
agradecimiento, oh Salvadora de los necesitados. Y como tú eres
invencible, líbrame de los múltiples peligros, para que pueda exclamar:
¡Regocíjate, tú, Novia sin novio!”
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