“Oh jefes guerreros de las huestes celestiales, nosotros, que somos
desmerecedores siempre, les suplicamos que por medio de su oración nos
cerquen con el escudo de sus alas de gloria inmaterial, y nos preserven a
quienes de buena Fe acudimos a ustedes clamando: De los peligros
Líbrennos, ustedes que son los jefes, y los demás ángeles de los
ejércitos del Señor.”
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