El Catolicismo Romano no solamente ha rechazado varios de los Cánones de la práctica de la Iglesia, sino también se ha atrevido a deformar el Símbolo de Fe Niceno Constantinopolitano (el Credo), el cual contiene los artículos fundamentales de la fe Cristiana. Desde los tiempos del Emperador Carlo Magno, la Iglesia Occidental distorsionó el artículo sobre el Espíritu Santo. A partir del Concilio de Aix-la-Capelle (809), los franco oficialmente insertaron la palabra "Filioque" en el Símbolo de Fe Niceno Constantinopolitano. Esta innovación significa que el Espíritu Santo no procede solo del Padre, tal como esta escrito en el Evangelio sino también procede del Hijo. Esta inserción dentro del Símbolo de Fe Niceno Constantinopolitano es una herejía, ya que distorciona el texto bíblico: "El espíritu de verdad, quien procede del Padre". (Juan 15:26), de acuerdo con este texto bíblico, los Padres del Primer Concilio Ecuménico (Sínodo) de Nicea (325) y de los del segundo (381) establecieron el Credo. Esta inserción ("Filioque") dentro del Símbolo de fe Niceno Constantinopolitano, esta tan equivocada, que el Papa León III, en ese tiempo (809), elaboró una protesta, teniendo por inscrito in factum, el Símbolo de Fe Niceno Constantinopolitano (sin el "Filioque") en placas plateadas y colocadas en la Iglesia de San Pedro, con estas palabras: "HAEC, LEO POSUI AMORE ETCAUTELA ORTHODOXAE FIDEI": ( Yo, leo, lo pongo aquí por el amor y la protección a la Fe Ortodoxa). Esta referencia importante esta en VITA LEONIS, LIBER PONTIFICALIS ,(Ed. Duchesne, T.II., pag. 26)- (Ref. Griega, Vas. Stefanidis, Historia Eclesiástica, Atenas 1970).
Pero esta propuesta del Papa Leo III no
fue suficiente, y en poco tiempo todo el Occidente gradualmente adoptó
la enseñanza equivocada del "Filioque" ( que el Espíritu Santo procede
del Padre y del Hijo).
Esta doctrina está equivocada, porque
contradice al texto bíblico: (Juan 15:26) y porque distorsiona la
decisión del primer y segundo Concilio Ecuménico, los cuales fueron
todas las decisiones de los Concilios Ecuménicos. También esta
equivocada porque distorsiona la función de la persona de la Santísima
Trinidad, porque crea dos fuentes de procedencia del Espíritu Santo, es
una Doctrina que enseña lo absurdo porque el Hijo recibe la misma
función que el Padre, es decir la procedencia del Espíritu Santo, y de
esta manera el Hijo se convierte en Padre, por lo que puede dar vida a
otro Hijo, es decir dar vida a otro Espíritu Santo, lo cual es
completamente absurdo, ya que nos lleva a la no -existencia de
Dios.
Esta explicación de herejía fue mencionada por vez primera por
San Fotios, Patriarca de Constantinopla en su carta Encíclica a los
Patriarcas y Obispos de la Iglesia del Este.
Por eso el Occidente
tiene dificultad para entender el ministerio de la Santísima Trinidad.
San Athanasios el Grande, Patriarca de Alexandria, quien participo en el
Primer Concilio Ecuménico de Nicea (cuando él fue Diácono), explicó
este ministerio mediante una comparación: La Fuente - el Río y el Agua
del Río.
La Fuente del Río es el Padre, de quien procede el Espíritu Santo.
El
Río es el Hijo, quien envía el Espíritu Santo, después de su sacrificio
voluntario en la Cruz y su Gloriosa Resurrección. Él dijo a los
Apóstoles antes de su Pasión: "Es conveniente para ustedes que Yo me
vaya; porque sino me voy; El Consolador (El Espíritu Santo) no vendrá a
ustedes, pero si Yo me marcho, lo enviaré a ustedes. (Juan 16:7).
EL
Agua del Río que
nosotros bebemos, es el Espíritu Santo, él es quien distribuye la
gracia y los "dones", por lo que las tres personas (entidades que tienen
una real e individual existencia), de la Santísima Trinidad, son
indivisibles, como lo muestra el ejemplo: La Fuente, el Río y el Agua
del Río: los tres son de la misma esencia.
La esencia divina es
incomunicable a la humanidad y solamente a las "energías no creadas de
la Santísima Trinidad lo que es comunicable a aquellos que son
Sacrificados por hacer la voluntad de Dios en sus vidas, por creer en el
camino correcto y haber participado correctamente en la celebración de
los Santos Sacramentos.
La Inserción del "Filioque" ("Y del Hijo")
por Carlo Magno, fue una interpretación incorrecta de San Agustín, dado
que él jamás aprendió Griego y no pudo ser capaz de leer a los Padres
Griegos, quienes escribieron antes que él, así como tampoco pudo leer a
San Atanasio el Grande, quien escribió bastante
sobre las decisiones del primer Concilio Ecuménico de Nicea, los
Concilios de Nicea y Constantinopla que estableció el Credo tuvieron
lugar en los años 325 y 381, y la conversión no era Cristiano y no sabía
Griego, de esta manera no pudo leer la interpretación correcta de los
Padres que estuvieron en el Concilio, como lo estuvo por ejemplo San
Athanasios el Grande. Por tanto no podemos considerar esta
interpretación errónea de San Agustín ( AGUSTINI, EX LIBRO XV DE
TRINITATE), por sobre el texto bíblico o por sobre el Concilio
Ecuménico, en cual como ya hemos dicho, es inalterable.
Por eso el
Occidente no debería tardar en corregir el error dogmático y hacer lo
que hizo el Papa Leo III en propuesta del "Filioque", para escribir el
Credo correctamente y recitarlo tal y como sé hacia anteriormente al
Consejo de Aix-La-Chapelle (809).
El concilio de Constatinopla no afirma NUNCA que el Espíritu Santo sea Dios como el Padre y el Hijo, ni afirma NUNCA que el Espíritu Santo sea de la misma sustancia del Padre y del Hijo como afirman los católico romanos. Los católicos romanos afirman que el Espíritu Santo tiene UNA SOLA Y ÚNICA procedencia la del Padre que engendra eternamente al Hijo. Por eso, dicen del Padre y del Hijo, porque el Hijo no puede separarse del Padre. Todo lo que tiene el Padre es mío dice el Cristo. Por eso, Focio miente cuando afirma que los católico romanos afirman que el Espíritu Santo tiene DOS procedencias. Eso es mentira y es una herejía. Los católico romanos afirman exactamente igual que los católico ortodoxo, aunque no estuviera recogido en el concilio de Constantinopla, como otras verdades trinitarias que tampoco están recogidas.
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