Al obispo Inocencio de Cherson, se le preguntó si los que se
acercaban a la Santa Comunión sin suficiente arrepentimiento y fe, les
eran perdonados sus pecados, contestó: Sin ellos (fe y contrición) el
alma no recibirá absolución de Dios, no importa cuántas veces el
sacerdote repita: "perdonados, absueltos." La absolución y remisión de
los pecados se concede por Dios según la medida de nuestro
arrepentimiento y nuestra fe.
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