jueves, 28 de noviembre de 2013

Sabia y profunda reflexión‏

Más que una regla de oración, un estilo de vida piadosa 

 
En la mañana, al levantarte, eleva tus pensamientos a Dios. Persígnate y agradécele el paso de la noche y sus misericordias hacia ti. Pídele que Él dirija tus pensamientos, tus deseos y tus sentidos, para que todo lo que digas y todo lo que hagas sea de Su agrado.Mientras te vistes, recuerda que estás ante la presencia de Dios y del Ángel Guardián. Pídele a nuestro Señor Jesucristo que te vista con el ropaje de la salvación. Esfuérzate, aunque sea un cuarto de hora, para meditar sobre las verdades de la Fe y sobre lo que has leído de provechoso para tu alma. Ora antes de comer, para que Dios bendiga la comida y la bebida. Después de comer, agradécele y ruega no perder los bienes espirituales. Es bueno que te levantes de la mesa sin haberte saciado totalmente. Ayuna siguiendo el ejemplo de los primeros cristianos: hazlo especialmente el día jueves o viernes. En los momentos de debilidad, no te olvides de orar y de hacer buenas obras. Todo lo que hagas, que sea en el nombre de Jesús. Si quieres tener paz en tu alma, entrégate a Dios de todo corazón. No tendrás tranquilidad espiritual hasta que te pongas en paz con Dios.Que el Señor Jesucristo sea tu Maestro en todo. Constantemente dirige tus pensamientos a Dios y pregúntale cómo hubiera procedido él. Asiste a la Iglesia frecuentemente. Confiésate y comulga con los Santísimos Misterios. En la confesión, arrepiéntete sinceramente de todos tus pecados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario