jueves, 5 de diciembre de 2013

¿Cómo llevar una vida santa y piadosa?‏


Acostúmbrate a levantarte temprano y en un horario especifico. Apenas te despiertes, eleva tus pensamientos a Dios, persígnate y agradécele el paso de la noche y sus misericordias hacia ti. Pídele que Él dirija tus pensamientos, deseos y sentidos, para que todo lo que digas y hagas sea de su agrado.Mientras te vistas recuerda que estás ante la presencia de Dios y del Angel Guardián. Pídele a nuestro Señor Jesucristo que te vista con el ropaje de la salvación. Después de higienizarte reza por la mañana arrodillándote, concentrándote y humildemente, como corresponde ante la mirada del Todopoderoso. Pídele tener fe, esperanza y amor y además fuerza para recibir serenamente, lo que te traerá el nuevo día con sus complicaciones. Pídele que bendiga tus sacrificios y que te ayude a realizar tu tarea, eludiendo el pecado.Si puedes lee algo de la Biblia, especialmente del Nuevo Testamento o los Salmos. Lee con el deseo de recibir la iluminación espiritual inclinando tu corazón hacia la humildad. Lee un poco, después medita, luego sigue leyendo, atendiendo a lo que Dios le inculca a tu corazón. Esfuérzate aunque sea un cuarto de hora para meditar sobre las verdades de la fe y sobre lo que has leído de provechoso para tu alma. Siempre agradece a Dios el no haber perecido en los pecados, y que El se preocupa por ti y siempre te lleva hacia el Reino de los cielos. Predisponete cada mañana de tal manera como si recién te hubieses decidido a ser Cristiano y vivir según los mandamientos de Dios. Comenzando tus tareas procura realizar todo para Gloria de Dios. No inicies ningún trabajo sin oración, porque lo que realizamos sin oración termina siendo innecesario o perjudicial. Son ciertas las palabras de Dios: "Sin Mi no puedes hacer nada. "Trata de parecerte al Salvador quien se esforzó, ayudando a José‚ y a su purísima Madre. Todos tus esfuerzos hazlos con bondad en el alma esperanzado la ayuda de Dios. Es bueno repetir constantemente la oración: "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mi pecador. "Si tus esfuerzos se realizan con éxito, agradécele a Dios, y si no son satisfactorios, entrégate a la voluntad de Dios, pues el piensa en nosotros y encamina todo hacia lo mejor. Todo lo difícil tómalo, para el perdón de los pecados con espíritu de obediencia y mansedumbre. Reza antes de comer, para que Dios bendiga la comida y la bebida y después de comer agradécele y ruega no perder los bienes espirituales. Es bueno levantarse de la mesa sin haberse saciado totalmente. Los miércoles y viernes ayuna siguiendo el ejemplo de los primero cristianos.No seas avaro teniendo comida y ropa, se feliz con eso pareciéndote a Jesucristo que se humilló por nosotros. Trata de ser agradable a Dios en todo, para que tu conciencia no te haga padecer remordimientos. Minuciosamente controla tus pensamientos, sentimientos y los movimientos de tu corazón recordando que Dios te observa en todo lugar. Elude hasta los pecados menores, para no caer en los mas grandes. Cualquier pensamiento especialmente el impuro, que te aleja de Dios inmediatamente expúlsalo de tu corazón, como a una chispa de fuego que cae sobre tu vestimenta. Si no quieres que los malos pensamientos te acosen, recibe con tranquilidad la humillación de la gente. No hables en exceso, recordando que por cada palabra daremos explicaciones a Dios. Mejor es escuchar que hablar, ya que con las palabras es fácil caer en el pecado. No seas curioso en las novedades pues, ellas distraen el espíritu. No juzgues a nadie y piensa que tú eres el peor. Quien juzga a alguien se carga con sus pecados. Mejor reza por el pecador para que Dios por sus sendas lo enderece. Si alguien no te hace caso contigo, no entres en discusión con el, pero si su actitud perjudica a otros, entonces toma las medidas necesarias, porque el bien común es mas importante que el bien personal.Nunca discutas ni te justifiques, se humilde, silencioso y pacífico, toma todo con paciencia como nuestro Señor Jesucristo. El no te asignará una cruz superior a tus fuerzas y te ayudará a llevarla. Pídele a Dios la gracia de realizar sus santísimos mandamientos lo mejor posible, a pesar de que te parezcan difíciles. Habiendo realizado algo bueno no esperes recompensa si no tentaciones, porque es durante las tentaciones cuando se pone a prueba el amor a Dios. No pienses en lograr una virtud sin sufrir pena. En las tentaciones no te desalientes y dirigiéndote a Dios reza con oraciones breves "Señor, ayúdame...ilumíneme...no me dejes...ampárame" El Señor permite las tentaciones y al mismo tiempo da fuerzas para vencerlas. Pídele a Dios que elimine de ti todo lo que alimenta el amor propio, aunque para ti sea amargo. Evita ser frío, dubitativo, suspicaz, falso, competidor, abatido... Debes que ser franco y sencillo en el trato con el prójimo. Con humildad recibe las ordenes de otros a pesar de que tu seas mas inteligente y tengas mayor experiencia. Lo que no deseas para ti, no se lo hagas a otro, y haz a otros lo que quieres para ti. Se amable con quien te visita, se humilde y juicioso, y cuando las circunstancias lo requieran, se ciego y sordo. En los momentos de debilidad no te olvides de rezar y hacer buenas obras. Todo lo que hagas en nombre de Jesucristo, por mas pequeño que sea, se transforma en bondadoso. Si quieres tener paz, entrégate a Dios. No tendrás paz espiritual hasta que no te tranquilices en Dios y queriéndolo a el únicamente. De tanto en tanto retírate en soledad como hacia Jesucristo - para concentrarte en la oración y elevar los pensamientos hacia Dios. Medita sobre el amor infinito de Jesucristo, de sus sufrimientos y muerte, de su resurrección, de su segunda venida y del Juicio Final...Asiste a la Iglesia frecuentemente. Confiésate y comulga, con los santísimos misterios. Así estarás con Dios lo cual es un bien grandísimo. En la confesión arrepiéntete sinceramente de todos tus pecados pues el pecado que no se confiesa conduce a la muerte. Los domingos conságralos a la caridad y a la misericordia: visita a un enfermo, consuela al que sufre. Quien ayuda a otra persona a volver a Dios recibirá una gran recompensa en este y en el siglo venidero. Aconseja a tus amigos, que lean literatura religiosa y que participen en reuniones sobre temas espirituales. Que el Señor Jesucristo sea tu maestro en todo. Constantemente dirige tus pensamientos a Dios y pregúntale cómo hubiera procedido él. Antes de dormir reza sincera y fervientemente y medita sobre los pecados cometidos durante ese día. Debes arrepentirte con dolor en el corazón y lágrimas en los ojos para no repetir los mismos pecados. Cuando te acuestas, persígnate, besa la cruz y encomiéndate a Dios, tu Buen Pastor, pensando que tal vez esa noche deberás presentarte ante Él. Acuérdate del amor de Dios hacia ti y ámalo con todo tu corazón, alma y pensamiento.Si te comportas como lo indican estas reglas piadosas, alcanzaras la vida bienaventurada en el reino de la luz eterna .
Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo este contigo. Amen.

La santa Madre de Dios la Virgen María, vista desde la Iglesia Ortodoxa...‏

 

Para un cristiano ortodoxo, la Santísima Virgen María es la Madre de Dios y por lo tanto, se le debe veneración y honra. María, tiene un lugar privilegiado en la Iglesia Ortodoxa, pues creemos que ha llevado una vida de castidad y pureza, de tal manera que Dios la consideró digna de ser la mujer, en la cual se encarnó el Verbo de Dios. Y esta elección divina no se basó sobre la predestinación, sino sobre la plenitud de las virtudes que ella manifestaba. Dios miró su corazón invadido por la fe y la humildad; esto está claro en sus palabras: “...porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava.”(Lucas 1:47) Este texto no necesita ninguna interpretación, pues vemos, en la humildad de la Virgen, la máxima expresión de sus virtudes. María se humilló y Cristo descendió; ambas cosas, humildad y descenso, se unieron en la realización de la Encarnación Divina.
El largo proceso de purificación e iluminación de la raza judía, tan vivamente descrito en el Antiguo Testamento, alcanzó su culminación en la santísima Madre de Dios. En ella hallaron cumplimiento la fe y el heroísmo de muchas generaciones del pueblo elegido. Aceptó con humildad el reto de la Anunciación; durante la vida de su Hijo, permaneció en último término; y estuvo con los Apóstoles el día de Pentecostés, cuando el nuevo período de la historia de la humanidad comenzó con el advenimiento del Espíritu Santo.
Un teólogo ortodoxo escribe: “el alma de la piedad ortodoxa, es una calurosa veneración de la Virgen María, la Madre de Dios” Su nombre es constantemente invocado en las oraciones litúrgicas comunitarias y personales, porque se la ama no solamente como la madre de Cristo, sino también como la madre de toda la humanidad, pues abraza en su caridad a toda la familia humana, de la que su Hijo es el único Redentor.
La función de María en la Encarnación es doble. Por un lado, ella asegura la continuidad de la raza humana. Su Hijo es Hijo de David, Hijo de Abraham y de todos los padres progenitores. Por otro lado, Él exhibió una nueva fuente de generación. El fue el nuevo Adán.
La Encarnación está estrechamente ligada con dos conceptos ortodoxos acerca de la Virgen María: a) Su perpetua virginidad; b) Su denominación de Theotokos.
En el texto de San Lucas (1:26-37), se ve al arcángel Gabriel manifestándose a María. Ésta, maravillada por las palabras del ángel, comenzó a dialogar con él, hasta que finalmente ella misma acepta la propuesta divina diciendo: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.” Libremente ella aceptó la voluntad de Dios, por lo tanto, en el divino misterio de la encarnación del Salvador, no fue un simple instrumento sin opinión. La voluntad divina fue transmitida por el ángel y la voluntad humana se pone de manifiesto en la respuesta de la Virgen.
No podemos negar la lucha de María por alcanzar y perfeccionar las virtudes. Tampoco podemos rechazar la idea de su libertad. Ella opinó y eligió a Dios. Allí encontramos el acuerdo divino-humano: Dios ofrece a la Virgen ser la Madre y ella acepta voluntariamente y con alegría.
El ángel aseguró a María que sería la madre del Hijo del Altísimo. Como creemos en la Santísima Trinidad, creemos que Jesucristo es Dios y el Unigénito Hijo de Dios el Padre. Por lo tanto, los cristianos Ortodoxos creemos y proclamamos que la Virgen María es la Madre de Dios. Hay grupos de cristianos que consideran que esto es un error, pero ¿por qué no podemos llamar a la Virgen, Madre de Dios?... San Mateo, haciendo referencia a una profecía de Isaías, dice: “ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios con nosotros.” (Mateo 1:23) Entonces Emmanuel es Dios. Por otro lado el ángel le dice a José: “Dará (la virgen) a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”(Mateo 1:21) La palabra Jesús es en hebreo Yehosu’a, que significa Yahveh salva (o el Señor salva) Entonces Jesús es el Hijo del Padre, el Hijo del Altísimo, Emmanuel, Yahveh el Señor. Y en consecuencia, la Virgen María es la madre del Hijo de Dios, la madre del Hijo del Altísimo, la madre de Emmanuel, la Madre de Yahveh, en definitiva la Madre de Dios.
Pero algunos dicen que María dio a luz la naturaleza humana de Jesús y no la divina. Eso es cierto. Entonces, ¿por qué la llamamos Madre de Dios? ...La llamamos Madre de Dios, porque Jesús es una sola persona, a pesar de tener dos naturalezas. Ambas naturalezas están unidas sin confusión ni mezcla en la persona de Jesucristo. Si hablamos de nosotros, no decimos que nuestro padre y nuestra madre son los que engendraron mi cuerpo, sino todo mi ser. Así tampoco podemos dividir al Señor.
Cuando Jesús se dirige al Padre, no le dice: “Oh Padre de mi esencia” o “Oh Padre de mi naturaleza divina,” sino lo llama “Padre mío”. Todas las evidencias son claras, es por eso que para el cristiano ortodoxo, María es la verdadera Madre de Dios y a ella honramos y engrandecemos en cada Divina Liturgia, en cada oración y en todo momento nos encomendamos a sus intercesiones ante su Hijo, el Salvador y Redentor de nuestras almas.
Ella es el Paraíso místico, la Puerta infranqueable del Señor, el Puerto seguro, la Muralla y protección de los que buscan a Dios, la que intercede ante Cristo Dios por la salvación de nuestras almas, la Defensora infalible de los cristianos, la siempre bienaventurada, santísima, Purísima Madre de Dios.La Virgen María en la Liturgia Ortodoxa
En la Liturgia Ortodoxa se venera a la Madre de Dios, se la recuerda, se menciona su nombre y se pide su intercesión: "Por las oraciones de la Madre de Dios, Salvador, sálvanos." "Conmemorando a la santísima, purísima, bendita y gloriosa Señora nuestra, la Madre de Dios y Siempre Virgen María…" "Verdaderamente es justo el celebrarte, Madre de Dios, siempre bienaventurada y exenta de pecado, Madre de nuestro Dios. Eres más venerable que los querubines y más gloriosa que los serafines. Te magnificamos, pues diste a luz al Verbo Dios, sin dejar de ser virgen. Tu eres la verdadera Madre de Dios. "
Celebraciones Litúrgicas Marianas en la Iglesia Ortodoxa
1) Anunciación (25 de marzo)2) Dormición (15 de agosto)3) Nacimiento de la Madre de Dios (8 de setiembre)La fiesta del nacimiento de la Madre de Dios, probablemente tiene su origen en Jerusalén, a mediados del siglo V. Porque allí fue donde se mantuvo viva una tradición según la cual la casa natal de María se encontraba junto a la puerta de la Piscina Probática. San Juan Damasceno (675-749), en uno de su himnos dice: "Entonad vuestra alabanza, regocijaos y no tengáis miedo, porque en la santa Piscina Probática nos ha sido engendrada la Madre de Dios, por quien el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo le plugo ser engendrado" (Homilía sobre la Natividad de María, 6, PG 96, 661-670)El porqué se escogió el mes de setiembre, puede ser porque si tomamos las palabras de san Juan Damasceno que dice: "Hoy es el comienzo de la salvación del mundo", y consideramos que el nacimiento de María es el comienzo histórico de la obra de redención, probablemente se ha querido situarlo a principios de dicho mes pues con él se daba inicio en el imperio bizantino al año civil y también al año eclesiástico. San Andrés de Creta (+740) dirá: "La celebración de hoy es para nosotros el comienzo de todas las fiestas"(PG 97, 805) Por qué el octavo día?... Porque el octavo día sucede a los seis días de la creación y al sábado. Es el día del Señor y anuncia el futuro de la vida eterna.
La fiesta del nacimiento de María se basa sobre un relato que aparece en un escrito apócrifo llamado Protoevangelio de Santiago que se remonta al siglo II. A él hacen referencia muchos de los Padres que escribieron acerca de la vida de la Madre de Dios, tales como Gregorio el taumaturgo, Atanasio de Alejandría, Gregorio de Nisa, Dionisio el Aeropagita, Máximo el confesor, entre otros.
Por qué María fue engendrada por una estéril?... San Juan Damasceno responde: "Era necesario que a ella, la maravilla de las maravillas, se le preparase una entrada al mundo con otras maravillas, y para que, poco a poco, de las situaciones más pobres y miserables, brotasen las más grandiosas realidades" Y agrega: "era necesario que naciese primogénita la que había de engendrar al Primogénito de toda la creación, en quien todo el universo tiene su fundamento"4) Presentación de María en el Templo (21 de noviembre)La Virgen María en la Iconografía Ortodoxa
1) La Virgen del Signo
Es la virgen orante que con el niño recibe el nombre de virgen del signo. Cristo está representado en un círculo, fuera y delante del vientre de Su madre.Suspendido misteriosamente parece escapar a las reglas de la gravedad de la Tierra. Puesto que es Dios, a quien todo el Universo no puede contener, sin embargo se ha confinado al vientre de la Virgen.
La alusión a las palabras del profeta Isaías no se puede omitir aquí: "Por lo tanto el Señor Dios os dará un signo, la virgen está encinta y dará a luz un hijo que llamará Emmanuel que quiere decir Dios con nosotros" (Is. 7:14)
El rostro del niño es el de un adulto, con una frente ancha que representa su plenitud de sabiduría. Tiene un rollo que contiene las escrituras y bendice con Su mano derecha.
El gesto de las manos con su palma hacia arriba expresa la espera del don que va a recibir, y al mismo tiempo una preparación total para quedar llena del altísimo. Estas manos levantadas son la renuncia a cualquier intervención autónoma en la historia. Crean un receptáculo invisible que sólo Dios puede llenar y del que fluye como de una vasija de una fuente la verdadera agua de vida.
2)La Virgen Hodiguitria
El nombre significa "la que señala el camino." La Virgen mira majestuosamente al espectador y señala con su mano derecha al niño que tiene en su brazo izquierdo. El niño está vestido con vestiduras brillantes para recordarnos Su Divinidad. Se presenta siempre como un adulto, bendiciendo con una mano y sosteniendo un rollo con la otra. Se lo ve como Emmanuel, consciente de Su rol de Salvador. La Madre, vestida con un manto púrpura oscuro, no ejerce un rol protector hacia su Hijo, sino más bien lo presenta a la humanidad, rogándole al mismo tiempo. Su mano derecha, en un gesto de gran riqueza, parece recibir y ofrecer al mismo tiempo. La expresión de su rostro es seria, plena de real serenidad.
3)Virgen de la Ternura
Representa el tierno afecto recíproco entre la Madre y el Hijo. La Mirada de la Virgen está dirigida hacia el vacío. Tiene en el rostro una expresión de profunda tristeza. Sus manos apenas tocan al niño. Parecen inmovilizadas por el pensamiento que la absorbe y contribuye aún más a dar esa expresión de intensa contemplación y melancolía.El niño está representado con un impulso expresivo de ternura. Él, que conocía la tristeza oculta de Su madre, acerca su mejilla contra la de ella para consolarla. Su rostro, más brillante que el de María, manifiesta ese deseo de darle esperanza. Ella se inclina hacia Él implorando Su misericordia para aquellos que han solicitado su protección mediante su súplica delante de su Hijo.

La alegría de ser Ortodoxo...


El cristiano debe vivir en la alegría como poseedor del tesoro del reino. La perla preciosa o el tesoro hallado en el campo producen una alegría tal que por ella se abandona todo y se despoja uno de todo por adquirirlo (Mt 13,44). ¿Cuándo acabaremos de entender que el cristianismo no es una religión triste sino esencialmente una religión alegre? Es la religión de la redención. Estamos calumniando al cristianismo cuando en nuestra vida lo volvemos una religión triste y sombría. Quien tiene consigo al Salvador del mundo ha de vivir alegre y ha de prodigar alegría a su alrededor. Esta es la consigna grandiosa para estos días.

La Gracia de Dios...en la Iglesia Ortodoxa.



No podemos con nuestras propias fuerzas guardar los Mandamientos de Dios ni alcanzar la vida eterna. 
 
Necesitamos para ello de la Gracia de Dios. Esta es un don sobrenatural que Dios, por su gran bondad, nos envía gratuitamente para alcanzar así la salvación y la vida eterna y porque Jesús ha mediado por nosotros. Es un don por el cual somos hechos amigos de Dios. Dios concede su gracia a todos, pues es necesaria para nuestra salvación eterna. Dios nos concede esta gracia por medio de: La Oración, la Misa, los Sacramentos y Sacramentales, y por las obras buenas (Ayuno, Limosna, etc.).
 
La Oración es la elevación de la mente hacia Dios, para adorarle, darle gracias y pedirle todo lo que necesitamos espiritualmente.
 
El mismo Jesús nos dejó una magnifica oración:
El Padre Nuestro. Debemos orar a Dios con confianza, humildad, perseverancia, fe ferviente y en nombre de Jesús, con la certeza de que toda oración es escuchada por Dios: "Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque quien pide recibe, quien busca halla y a quien llama se le abre" (Mas. 7:7-9). 

Los Sacramentos son las palabras y los medios por medio de los cuales Jesús y sus apóstoles transmitieron la Gracia Divina e invisible a los hombres. Con las mismas palabras hoy la Iglesia también transmite la Gracia Divina.

Los Sacramentos son siete: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Santa Unción, Orden Sagrado y Matrimonio. Los Sacramentos nos dan la Gracia Divina que santifica a los que no la tienen y la aumenta a los que la poseen. Cada uno de los Sacramentos producen quien los recibe una Gracia especial, llamada "Gracia Sacramental." Hay algunos que no pueden repetirse en la misma persona, tales son "Bautismo y Orden Sagrado," pues imprimen en el alma un signo indeleble, que permanece para siempre. Todos los Sacramentos fueron instituidos por Jesucristo. El Ministro ordinario de los Sacramentos es el Obispo y el Sacerdote. El Bautismo se hace con una triple inmersión, tal como se hacía en el primitivo cristianismo. La Crismación y la Comunión se administran inmediatamente después del Bautismo. En cuanto al Sacramento de la Eucaristía, se da a los fieles bajo las dos especies de Pan y Vino. La Santa Unción se administra, no sólo en peligro de muerte, sino en cualquier enfermedad, aunque no sea grave. En relación al Sacerdocio el mismo comprende tres grados: Diáconos, Sacerdotes y Obispos, que cumplen la misión divina de: Celebrar, Predicar y Gobernar la Iglesia para que las almas consigan su eterna salvación. El Ministro del Orden es sólo el Obispo, porque sólo él ha recibido este poder mediante una consagración especial. En la Iglesia Ortodoxa se admite el Divorcio en casos muy excepcionales, que ya están determinados por las normas canónicas, y juzgados por el Obispo de la Diócesis.
 

La Jerarquía divina establecida por Jesucristo para conducir las almas hacia Dios, la prédica de su doctrina y la administración de los Sacramentos y Sacrificio de la Misa están a cargo de los Obispos, Sacerdotes y Diáconos.
 
Además de los Sacramentos existen otros medios llamados Sacramentales, que son acciones u oraciones por medio de las cuales la Iglesia pide a Dios su gracia. Su poder se basa en la oración de la Iglesia ante Dios, confiada en la palabra de Jesús: "Pedid y recibiréis." Esos medios son la señal de la Cruz. La Oración de Súplica (Paráklisis). Las flores de los Epitafios, Palmas, Oración del Nacimiento, Aceite Bendito, Pan Bendito, Agua Bendita, varias oraciones y bendiciones durante una enfermedad, y en otras circunstancias.

Oración a la Santa Madre de Dios por san Efrén el Sirio...

 
Bendita tú María, hija de los pobres que has llegado a ser Madre del Señor de los reyes. En tu seno habitó Aquél de cuya alabanza están llenos los cielos. Bendito tu pecho que lo alimentó con amor, tu boca que lo arrulló y tus brazos que lo estrecharon. ¡Tú eres un carro para llevar a un Dios de fuego!

San Moisés de Etiopía...‏

 
 
Moisés, que era originario de Etiopía, fue el más pintoresco de los Padres del Desierto. En sus primeros años era criado o esclavo de un cortesano egipcio. Su amo se vio obligado a despedirle (es raro que no le haya matado, dada la barbarie de la época) a causa de la inmoralidad de su vida y de los robos que había cometido. Entonces, Moisés se hizo bandolero. Era un hombre de estatura gigantesca y de ferocidad no menos grande. Pronto organizó una banda y se convirtió en el terror de la región. En cierta ocasión, cuandose hallaba a punto de cometer un robo, ladró el perro de un pastor.Entonces Moisés juró matar al pastor. Para llegar a donde éste estaba, tuvo que cruzar a nado el Nilo con el cuchillo entre losdientes, pero entretanto el pastor tuvo tiempo de esconderse entre las dunas. Como no consiguiese hallarle, Moisés mató cuatro carneros,los ató por las patas y los condujo al otro lado del río. Enseguida descuartizó a las bestias, asó y comió las mejores porciones, vendió las pieles y fue a reunirse con sus compañeros, a ochenta kilómetros de ahí. Esto nos da una idea de la clase de coloso que era Moisés.Desgraciadamente no sabemos cómo se convirtió. Tal vez fue a refugiarse entre los solitarios del desierto cuando huía de la justicia, y el ejemplo de éstos acabó por conquistarle. El hecho es que se hizo monje en el monasterio de Petra, en el desierto deEsquela. Un día, cuatro bandoleros asaltaron su celda. Moisés luchó con ellos y los venció. En seguida los ató, se los echó a la espalda, los llevó a la iglesia, los echó por tierra y dijo a los monjes, que no cabían en sí de sorpresa: "La regla no me permite hacer daño a nadie. ¿Qué vamos a hacer de estos hombres?" Según se cuenta, los bandoleros se arrepintieron y tomaron el hábito. Pero el pobre Moisés no conseguía vencer sus violentas pasiones y, para lograrlo, fue un día a consultar a San Isidoro. El abad le condujo al amanecer a la terraza del monasterio y le dijo: "Mira: la luz vence muy lentamente a las tinieblas. Lo mismo sucede en el alma." Moisés fue venciéndose poco a poco, a fuerza del rudo trabajo manual, de caridad fraterna, de severa mortificación y de perseverante oración. Llegó a ser tan dueño de símismo, que Teófilo, arzobispo de Alejandría, le ordenó sacerdote. Después de la ordenación, cuando se hallaba todavía revestido del alba, el arzobispo le dijo: "Ya lo veis, padre Moisés, el hombre negro se ha trasformado en blanco." San Moisés replicó sonriendo: "Sólo exteriormente. Dios sabe cuan negra tengo el alma todavía."Cuando los berberiscos se aproximaban a atacar el monasterio, San Moisés prohibió a sus monjes que se defendiesen y les mandó huir, diciendo: "El que a hierro mata a hierro muere." El santo se quedó en el monasterio con otros siete monjes. Sólo uno de ellos escapó con vida. San Moisés tenía entonces setenta y cinco años. Fue sepultado en el monasterio llamado Dair al-Baramus, que todavía existe.

¿Qué es un Hieromonje?‏

Un Hieromonje (en griego: ερομόναχος, Ieromonachos, monje consagrado; eslavo: Ieromonakh, rumano: Ieromonah) es un monje que es también sacerdote en el cristianismo ortodoxo oriental.
El término se traduce literalmente como "sagrado-monje". De acuerdo con el uso general y arcaico del griego bizantino temprano, se usa adjetivo "sagrado", Ηερο, para describir las cosas monásticas. Suele confundirse con el cargo paralelo de hierodiácono.
Un hieromonje puede ser tanto un monje que ha sido ordenado sacerdote, o un sacerdote que ha recibido tonsura monástica. El primer caso es el más común, ya que cumple los requisitos para la ordenación sacerdotal ortodoxa, o bien estar casado o bien ser monje.
En la jerarquía eclesiástica, un hieromonje es de mayor dignidad que un hierodiácono, del mismo modo que un sacerdote secular (es decir, casado) es de más alta dignidad que un diácono. En el marco de sus propias filas, se les asigna a los hieromonjes un orden de precedencia, según la fecha de su ordenación. Por encima del hieromonje se encuentra el hierogúmeno y por encima de éste el archimandrita.
En algunos países, los clérigos casados se nombran como "clero blanco", mientras el clero monacal se llaman "clero negro", porque los monjes siempre deben llevar ropa de negro, pero el clero casado ortodoxo suele vestir casacas blancas o grises.
El título oficial para referirse a un hieromonje es "el reverendo hieromonje (nombre)". La forma de dirigirse a ellos es, "Hieromonje (nombre)," Padre hieromonje (nombre)", "Padre (nombre)", o, de manera informal, "Padre", como sucede con los sacerdotes católicos.

Unas palabras sobre la iglesia Etíope...‏


Los orígenes de la liturgia etíope son casi completamente desconocidos. El cristianismo llegó en el siglo IV al antiguo reino de Axum y tomó cuerpo gracias a misioneros coptos y sirios (Frumencio o Abba Salam). Aunque está bajo la jurisdicción directa del patriarcado copto de Alejandría (en 1951, el primer arzobispo etíope; en 1959, el primer patriarca-katholikos etíope), la liturgia no es puramente copta, a causa del influjo de los misioneros provenientes del imperio bizantino (los nueve santos romanos de Siria o del Asia Menor, hacia el 500); no faltan influjos jerosolimitanos, e incluso armenios.
La mayor parte de los documentos litúrgicos antiguos fueron destruidos por el rey Anida-Sion (1314-1344), y el resto se perdieron durante la invasión islámica de Ahmad-Ibn-Ibrhimal Gzis (1531-1543). La lengua litúrgica es el ge'ez de origen sud-arábico, que en la época moderna se subdivide en dos dialectos principales: amhara y tigrinia; en el ambiente de ciudad se comienza a usar tímidamente el amhárico. La organización de la liturgia actual se sitúa entre los siglos XIV-XVI, cuando se introdujeron numerosas costumbres inspiradas en el judaísmo y en el AT (en Etiopía existe una antigua y numerosa colonia de hebreos falashá). Era también el tiempo de las grandes invasiones islámicas: la Etiopía cristiana fue rodeada por sultanatos. Los Negus comenzaron a revalorizar el mito de la dinastía salomónica y a llevar el sobrenombre de la casa de Israel. Se introdujo la procesión con el arca de la alianza con siete vueltas en torno a la iglesia, al son bíblico de los címbalos; las fiestas de los santos del AT; la práctica de la circuncisión antes del bautismo. El tipo arquitectónico de la iglesia etíope es de planta central y recuerda el santo sepulcro o la mezquita de la roca de Jerusalén; en el centro hay un templete con el altar (maqdas), donde reposa un tabernáculo (tabot) que recuerda el arca de la alianza.
Para la celebración eucarística se conocen 20 anáforas; pero sólo se usan 14, y han sido publicadas en inglés Algunas son de origen sirio, introducidas probablemente por los monjes sirios de Egipto; dos son una reelaboración de la Traditio apostolica y del Testamentum Domini. Todas las anáforas en la actual praxis están precedidas por un oficio largo y complicado (preanáfora), típico de la tradición etíope: recitaciones de seis salmos, oraciones de purificación para los celebrantes y vasos sagrados, larga oración de absolución, prótesis de los dones. Con la enarxis (comienzo) sigue la liturgia de los catecúmenos, con repetidas incensaciones y letanías; Trisagion, cuatro lecturas (epístolas paulinas, epístolas católicas, Hechos, evangelio). La ceremonia del evangelio es particularmente movida: solemne procesión de los ministros con el evangeliario, diálogo de los ministros entre sí en alabanza de la Trinidad por el don del evangelio, bendición de los cuatro puntos cardinales con el libro, canto del evangelio; al final, veneración del evangeliario por parte de todos. Siguen letanías, una larga fórmula de credo, lavatorio, beso de la paz y anáfora. Las palabras de la institución y de la epíclesis son diversas en cada anáfora. Para celebrar son absolutamente necesarios tres sacerdotes y dos diáconos, por lo que el clero etiópico es numerosísimo.
Es del todo característico el uso de dos anáforas marianas: una común, llamada de Abba Giyorgis, y otra especial, llamada Qirqos o Ciriaco de Bahnes, que comienza con las palabras dulce perfume. Criterios literarios internos (lengua, pasajes en versos poéticos) hacen pensar que estas anáforas son una creación exclusivamente etíope, fruto de una teología tardía, que intenta de un modo audaz asociar a María al sacrificio de Cristo. Sus raíces espirituales deben buscarse en el amor por la tipología bíblica, en los apócrifos y en el influjo del monacato. La literatura mariana litúrgica y paralitúrgica es incomparablemente abundante y rica, aunque no muy conocida. La popularidad de Mario entre los fieles viene sin duda de la liturgia. El pueblo se saluda con expresiones litúrgicas como ¡María te ama! En el oficio cotidiano hay una larga parte ocupada por los Salm (paz), himnos de saludo a María.
La liturgia etíope, nacida de un tronco mixto alejandrino-sirio-jerosolimitano, es exquisitamente popular y africana (uso del sonido rítmico del tambor, del Bistro, de la danza sagrada). Tiene una urgente necesidad de ser reformada. El emperador Hailé Selassié comenzó a imponer una reforma, interrumpida de momento por la caída de la monarquía.
Hay en curso una reanudación, en medio de difíciles condiciones socioculturales. Sin embargo, esta liturgia sigue siendo un ejemplo de cómo un rito oriental, trasplantado al contexto cultural africano, puede desarrollarse con rasgos de genio autóctono.

Oración al Espíritu Santo...‏


Venid fieles a celebrar el descenso del Espíritu Santo que el Padre derrama sobre los Apóstoles. Él cubre toda la tierra con el conocimiento de Dios haciéndonos dignos de la vida de la gracia y de la gloria del cielo. Él es el que nos santifica y nos permite exclamar:
Ven Espíritu Santo y permanece en nosotros
Los coros de los ángeles cantan incesantemente en el cielo la gloria del Espíritu Santo, fuente de vida y luz intangible. Glorificamos con ellos al Espíritu de bondad por todos sus beneficios manifiestos u ocultos, y humildemente le suplicamos diciendo:
Ven, luz verdadera y alegría del alma.
Ven, nube de rocío y belleza indescriptible.
Ven y acepta esta ofrenda que se eleva a ti como el incienso.
Ven, Espíritu de verdad al que el mundo no puede recibir.
Ven, y haznos disfrutar con la felicidad de tu efusión.
Ven, y alégranos con la abundancia de tus dones.
Ven, y establece tu morada entre nosotros.
Ven Espíritu Santo y permanece en nosotros

Oración por los difuntos...‏

"El coro de los santos ha encontrado la fuente de la vida y la puerta del paraíso. También yo encontraré el camino de la conversión. Yo soy la oveja descarriada. Llámame, Señor, y sálvame"
(Oficio de difuntos)

Milagro en el Rio Jordan...Como cada año.



Cerca de cinco mil personas han presenciado este lunes pasado el gran milagro que ocurre en el río Jordán, año tras año, el día de la Theophanía.
Inmediatamente después de que el Patriarca Teophilos bendijera las aguas, el río Jordán comenzó a fluir al revés, exactamente como lo hizo, según la tradición, después de que fuera bautizado nuestro Señor. Después de que fueran arrojadas las cruces a las aguas tranquilas del río que fluían normalmente, y de que fueran bendecidas, se tornaron espumosas y el flujo del río se invirtió durante unos minutos. El grito de sorpresa de los cerca de cinco mil peregrinos resonó en medio del desierto de Judea. Las aguas cambiaban su continuo fluir como hace dos mil años. La noticia la ha enviado el P Antonio Perdomo de la Parroquia de San Jorge de Sam Houston in Pharr, Texas. El video fue colgado en You Tube por unos peregrinos griegos que presenciaron el gran milagro en el año 2006Ante la grandeza del acontecimiento y ya que lo desconocía porque estas noticias no salen en los telediarios y periódicos españoles, me he puesto en contacto con el Patriarcado y con gran alegría me lo han confirmado: “las aguas cambian su curso todos los años, como cuando nuestro Señor salió del Jordán después de ser bautizado y la cruz sube contra corriente, mejor dicho siguiendo la corriente pero al revés de lo que es habitual. El Patriarca con lágrimas en los ojos decía en voz baja ‘Doxa to Theo, Doxa, to Theo’, un gran milagro padre, un gran milagro”. Son dos los grandes milagros que se repiten año tras año en Tierra Santa, el del Santo Fuego la mañana del Sábado Santo y el del Jordán en la mañana del día 19 de Enero. Cuando los contemplas y frente al feroz racionalismo en el que nos toca vivir sólo puedes recordar como aparece en el mensaje del P Antonio las palabras de San Cosme de Aetolia: “He explorado las profundidades de la sabiduría; todas las religiones son falsas y a está conclusión llegué: sólo la Fe Ortodoxa es correcta y santa. Y a vosotros os digo, debéis de estar contentos de ser cristianos ortodoxos y debéis de compadeceos de los infieles y herejes que caminan en la oscuridad” Mientras judíos y musulmanes se destruyen en una guerra violenta con cientos de muertos, Cristo santifica las aguas del Jordán recordándonos que solamente Él es el Soberano y Señor, el Kirios de todo y de todos, el Príncipe de la Paz y que fuera de Él, como nos demuestran los tristes acontecimientos sólo hay muerte y destrucción. Junto al Patriarca Theophilos sólo nos queda decir: ¡DOXA TO THEO!

San Máximo Confesor...‏


San Máximo nació en Constantinopla en una noble familia y recibió una muy buena educación. Él se encontraba entre los consejeros del emperador Heraclio (años 610-641). Viendo la difusión de la herejía de los monofisistas (los monofisistas negaban la naturaleza humana de Jesús Cristo, con que disminuían el significado de sus sufrimientos en la Cruz), que contagió al mismo emperador, dejó su palacio e ingresó en el monasterio de Pantocrator. Después San Máximo fue el abad de este monasterio. Es uno de los grandes teólogos, un profundo pensador de su tiempo y un riguroso defensor de la Ortodoxia.

Máximo demostraba con gran éxito lo erróneo de la herejía monofisista. Los monofisistas se equivocaban pensando que la naturaleza humana de Jesuscristo fue absorbida y destruida por la naturaleza Divina. Por eso, Máximo, fue muchas veces objeto de persecuciones por parte de los enemigos de la Iglesia. Los argumentos de San Máximo a favor de la Ortodoxia fueron tan concluyentes que después de un debate público con el patriarca monofisista de Constantinopla, llamado Pirro, renunció a la herejía en el año 645. Varias veces fue deportado y nuevamente llamado a Constantinopla. Muchas veces las exhortaciones y las promesas de los herejes se convertían en amenazas, vejaciones y golpizas al San Máximo. Pero él permanecía firme en sus convicciones religiosas. Por último le cortaron el brazo derecho y la lengua para que él ni con la palabra ni por escrito pudiera proclamar y defender la verdad. Luego lo enviaron en reclusión al Cáucaso en Lasov (una región en Mingrelia). Ahí San Máximo falleció el 13 de agosto del año 662, sabiendo de antemano el día de su muerte.

San Máximo escribió muchas obras teológicas en defensa de la Ortodoxia. Especialmente representan un gran valor sus prédicas sobre la vida espiritual y contemplativa, algunas de las cuales entraron en una colección de sermones de los Santos Padres sobre la vida de los ascetas. En estas devotas prédicas se revela la profundidad espiritual y la agudez del pensamiento de San Máximo. También llegó a nosotros su explicación de la Liturgia, que tiene un gran significado teológico. Sus Centurias y otras obras como el comentario al Padrenuestro están el volumen segundo de la Filocalia de San Nicodemo Hagiorita.

Unas palabras de san Pacomio...

Hijo mío, no condenes a ningún hombre, si ves que alguno es alabado, no digas: "Este ya ha recibido su recompensa." Cuídate de este pensamiento pues es muy malvado. Dios no ama a quien se alaba a sí mismo y odia a su hermano. Pues quien se dice a sí mismo: "yo soy," cuando no es nadie, se engaña a sí mismo (Ga 6:3). ¿Quién podrá ayudarlo si es orgulloso, si se presenta del mismo modo en que se presenta Dios diciendo: Nadie es como yo (Ex 9:14)? Oirá en seguida su propio reproche: Descenderás a los infiernos, serás arrojado con los muertos, debajo tuyo estará la podredumbre, te cubrirán los gusanos (Is 14:ll-19). En cuanto al hombre que ha adquirido la humildad, se juzga solo a sí mismo, diciendo: "Mis pecados sobrepasan los de los demás," no juzga a nadie, no condena a nadie. ¿Quién eres tú para juzgar a un siervo que no es tuyo? Al que esta caído, en efecto, su Señor tiene el poder de hacerlo levantar (Rm 14:4). Vigila sobre ti mismo, hijo mío, no condenes a ningún hombre, gusta de todas las virtudes y custódialas.

San Gregorio Palamás...

En el segundo domingo de la cuaresma se honra a Gregorio Palamás (+1358), arzobispo de Tesalónica, cuya santidad fue declarada en 1368. La institucionalizació n de esta conmemoración constituyó una afirmación de la enseñanza de este santo sobre la santificación del ser humano por su participación de la gracia divina increada, y no de la esencia divina, así como fue definido en los dos concilios reunidos al respecto en Constantinopla en 1341 y 1351.
Las razones históricas que motivaron tal definición de nuestra fe se encuentran en el enfrentamiento de San Gregorio con el racionalismo de los cristianos de occidente, especialmente de un monje italiano llamado Barlaam, y también de unos griegos occidentalizados. Barlaam pretendía que a Dios se llega a través de la razón. Palamás afirmaba que la razón sola no puede abrazar a Dios, y que es necesaria una santidad de vida, la purificación del ser humano por el ascetismo.
La enseñanza que adoptó la Iglesia por Palamás, y que sumaba toda la tradición de la Iglesia , se resume en base a dos criterios: la refutación del dualismo alma-cuerpo y la distinción entre esencia divina y energías divinas. Como consecuencias de estos dos criterios son, por una parte, la posibilidad dada a la totalidad de la persona humana, y no solamente a la razón, de participar de la gracia de Dios, desde ahora y desde esta vida; y por otra parte, la necesidad de una purificación previa para llegar al conocimiento de Dios y la comunión con Él.
Con respecto al primer criterio, Palamás no aceptó la existencia de un dualismo entre alma y cuerpo, como lo admitía Barlaam, y antes de él la filosofía griega. Por su racionalismo, Barlaam menospreciaba al cuerpo, y en consecuencia, a la materia. El error de los que destruyeron los íconos y de los que creyeron en la razón solamente es que ambos consideraban que hay un conflicto entre el alma y el cuerpo. En cambio, nosotros creemos en la unidad del ser humano y respetamos al cuerpo por haber sido tomado por el Verbo de Dios en Su encarnación. Por ello, refutamos la separación entre cuerpo y alma, entre el elemento racional y el elemento corporal. He aquí la consecuencia: esto es lo que creemos cuando comulgamos los Preciosos Dones para la santificación del alma y del cuerpo; cuando confesamos en el Credo que resucitaremos, alma y cuerpo, en el día de la Segunda Venida en la gloria; cuando ungimos con el Santo Míron el cuerpo y no solamente el alma; esto es lo que pasó cuando el Señor se transfiguró en el monte Tabor y la luz de la divinidad emanó de Su rostro y de Su cuerpo, o cuando el Señor apareció a sus discípulos después de la resurrección con su cuerpo glorificado.
Y, con respecto al segundo criterio, Palamás hizo una distinción entre la esencia divina y las energías divinas. Según la fe de nuestra Iglesia, la gracia de Dios no es Su esencia, pero sí, sus energías. Esencia y energías son ambas increadas, divinas. La esencia no es participativa de parte de la creatura, sino el hombre sería Creador como Dios, mientras que es Su criatura. En cambio, las energías son participativas de parte de la criatura. La distinción entre esencia y energías no implica división en Dios, sino que Dios está enteramente presente en su esencia incomunicable y también en sus energías que lo manifiestan y son accesibles a sus criaturas. Esto significa que cuando la Gracia de Dios more en nosotros, tendremos lo que Dios tiene, excepto el atributo de Creador. Por consiguiente, lo que santifica al hombre proviene necesariamente de Dios, increado y divino como Él, y participativo de nuestra parte, sin que sea Su propia esencia.
Esta gracia nos eleva por encima de las pasiones humanas, estado al que podemos acceder ya desde esta vida. Ésta es la santificación que expresaron los Padres de la Iglesia y que Palamás enseñó conforme a toda la tradición anterior a él. Esta santificación es posible desde ahora, por la propia palabra del Señor: “El que come mi carne y bebe mi sangre está en mí y yo en él” (Jn 6:56), y “Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y en él haremos morada” (Jn 14:23). Desde ahí la consecuencia: “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt 5:8). Es decir que el conocimiento de Dios es imposible sin la purificación, sin la práctica de la virtud, porque este conocimiento no es independiente de la purificación y de la liberación de nuestras pasiones; ni proviene de los estudios sino de la pureza; tampoco es un tema racional sino una comunión de todo el ser humano. La perspectiva ortodoxa estipula que la experiencia del ascetismo es esencial para ver a Dios.
Si el lugar de la materia en la vida espiritual nos empujó a la veneración de los íconos, también el lugar del cuerpo en la vida espiritual lo vivimos en el ayuno que resucita al alma y al cuerpo en Cristo. Por ello, el ascetismo aparece como si fuera una confesión dogmática sobre la manera de lograr la santificación de todo el ser humano. La pacificación de las pasiones y su redirección hacia la comunión con Dios resulta en que el cuerpo será el templo del Espíritu Santo.
Por haber practicado esta senda, los santos llegaron a la comunión con Dios, y a ser transfigurados desde esta vida reflejando la luz increada, y no la luz solar. Aún más, sus reliquias fueron depositarias de la gracia de Dios, cuya prueba se revela por los milagros que se manifestaron a través de ellas.

La Concepción del Santo Profeta, Precursor, y Bautista Juan‏

23 de Septiembre
La Concepción del Santo Profeta, Precursor, y Bautista Juan
 
El santo Profeta Malaquías predicó que antes del nacimiento del Mesías, Su Precursor aparecería y anunciara Su Advenimiento. Los Judíos esperando el Mesías también esperaban la aparición del Precursor.
En la ciudad de los montes de Judea en Palestina vivían el justo sacerdote San Zacarías y su esposa Santa Isabel, celosamente observando todos los mandamientos del Señor. Sin embargo se quedaron sin hijos en su vejez, y rezaban continuamente a Dios que les concediera un hijo. 
Una vez cuando San Zacarías tomaba su turno en el Templo de Jerusalén entró en el santuario para ofrecer incienso. Yendo detrás del velo en el Santuario, vio un ángel de Dios a la derecha del altar de incienso.
San Zacarías se quedo asombrado y se detuvo por miedo, pero el ángel le dijo, ''No temas Zacarías, porque tu oración ha sido oída y tu mujer Isabel te parirá un hijo, y llamarás su nombre Juan.'' (Lucas 1:13). Pero Zacarías no creía las palabras del mensajero celestial. El ángel le dijo, ''Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y soy enviado á hablarte, y á darte estas buenas nuevas. Y he aquí estarás mudo y no podrás hablar, hasta el día que esto sea hecho, por cuanto no creíste á mis palabras, las cuales se cumplirán á su tiempo.'' (Lucas 1:19-20)
Entretanto la gente esperaba fuera por Zacarías y se asustaban porque había pasado mucho tiempo en el santuario. Cuando salió del altar tenía que pronunciar una bendición para la gente, pero no podía porque estaba mudo. Zacarías explicaba con gestos que no podía hablar, y la gente entendió que había recibido una visión. La profecía del Arcángel se cumplió, y la justa Isabel fue librada de su esterilidad y dio luz a Juan, el Precursor y Bautista del Señor. 

El Hesicasmo...

 

El Hesicasmo es una forma de vida contemplativa en la que se busca la comunión con Dios por medio de la soledad, en la hesychía, es decir, en la tranquilidad interna y externa y en la oración continua. La hesiquía en los autores espirituales indica al mismo tiempo recogimiento, silencio, soledad exterior e interior unión con Dios. Desde el punto de vista histórico, el hesicasmo va ligado a tres aspectos distintos, pero interdependientes entre sí.

Frases de los santos Padres del desierto...

El abad Hiperiquio decía: Es mejor comer carne y beber vino que, mediante la calumnia y descalificación, devorar la carne de tu hermano.
Cierto hermano fue al abad Poemen y le dijo: ¿Qué debo hacer, Padre? Siento una gran tristeza. El anciano le dijo: No desprecies nunca a nadie, no condenes nunca a nadie, no hables nunca mal de nadie, y el Señor te otorgará la paz.
Uno de los hermanos había pecado, y el sacerdote le mandó que abandonase la comunidad. Entonces el santo abad Besarión se levantó y salió con él, diciendo: ¡Yo también soy un pecador!.
Abba Macario decía: "Si cuando reprendes a alguien te dejas llevar por la cólera, sacias tu propia pasión. No debes jamás destruirte a tí mismo ni por salvar a otro". (Alf, Macario, 17)
Abba Macario, el Grande, decía a los hermanos de Escete cuando se retiraba de la asamblea: "Huid, hermanos". Uno de los padres le dijo: "¿A dónde vamos a huir más allá de este desierto?" El ponía el dedo sobre su boca y decía: "Huid de ésto"; y después, entrando en su propia celda, cerraba la puerta y se sentaba. (Alf, Macario, 17)
“Medita en todo momento las palabras de Dios, persevera en la fatiga, da gracias en todas las cosas (1 Ts 5,18), huye de la alabanza de los hombres, ama al que te corrige en el amor de Dios. Que todos te sean de provecho, para que tú seas de provecho a todos. Persevera en tu trabajo y en las palabras de bondad; no des un paso adelante y otro atrás, para que Dios no te aborrezca. La corona, en efecto, será de quien haya perseverado. Y obedece siempre más a Dios, y Él te salvará” San Antonio de Egipto
"Resulta extraodinario que nuestro Señor nos enseñe a llamar a Dios no solo "Padre", sino "Padre nuestro", y no "Padre mío". Así nos desvía de una relación egoísta con Dios. Existe Dios y nosotros, no Dios y yo. Así nuestro corazón se abre a nuestros prójimos, que son por naturaleza hermanos a causa de nuestra procedencia común de Dios Padre."
Abba Marcos preguntó a abba Arsenio:" ¿Con que fin nos abandonas?" El anciano le dijo:" Bien sabe Dios que os amo, pero no puedo estar con Dios y con los hombres. Las miríadas de esferas celestes únicamente tienen una voluntad, mientras que los hombres tienen muchas. Por tanto, no puedo abandonar a Dios por estar con los hombres".
Un anciano dijo: "Prefiero ser vencido con humildad, que vencer con soberbia" y tambien: "La humildad no se irrita ni hace irritar a nadie".
Una vez abba Longino interrogó a abba Lucio sobre tres pensamientos. Dijo: "Quiero volverme extranjero". El anciano le respondió: "Si no sabes contener la lengua, no serás extranjero a donde quiera que vayas. Contén la lengua y serás extranjero". Le dijo todavía: "Quiero ayunar". El anciano le respondió:"Dice el profeta Isaías: Aun cuando dobles tu cuello como un anillo y un junco, ni siquiera eso será llamado ayuno agradable. Domina más bien tus malos pensamientos".Le dijo por tercera vez: "Quiero huir de los hombres". Le respondió el anciano:"Si antes no consigues vivir con los hombres, no podrás ni siquiera vivir en la soledad". (Alf, Longino 1)
Amma Teodora un día explicó a un monje que quería marcharse del monasterio para no tener que pasar por tentaciones, que en una ocasión un monje cogió le sandalias para marcharse, y vio al demonio que haciendo lo mismo le decía: "No te marches por mí, porque allí donde tú vayas yo te precederé".

El ayuno....por san Basilio el Grande.‏

"No busques pretextos para excusarte, porque estás hablando con Dios, que lo sabe todo. ¿Que no puedes ayunar y, en cambio, te regalas con grandes comilonas? Más perjudican éstas a la salud que el ayuno. El cuerpo que se embota a diario con demasiada comida, es como un buque cargado en exceso, y en peligro de hundirse al menor soplo de las olas. A juzgar por la vida de muchos, no parece sino que es más cómodo correr que descansar, luchar que vivir tranquilo, pues prefieren las enfermedades a una parquedad saludable Y si venimos al orden espiritual, "el ayuno es quien da alas a la oración para que pueda subir al cielo; es la firmeza de la familia, la salud de la madre y el maestro de los hijos". Después de ponderar la sana alegría de una comida decerosa, tras la práctica del ayuno, porque el sol brilla más claro al cesar la tormenta, y las continuas delicias vuelven insípido al mismo placer, continua San Basilio: "Añade a todo esto que el ayuno no sólo te libra de la condenación futura; sino que te preserva de muchos males y sujeta tu carne, de otro modo indómita... Ten cuidado, no sea que, por despreciar ahora el agua, tengas después que mendigar una gota desde el infierno". Vivís en la crápula y os olvidáis de alimentar el alma con los dogmas y la doctrina, "como si no supierais que vivimos en batalla perpetua y que quien abastece a una de las partes influye en la derrota de su contraria, y, por lo tanto, el que sirve a la carne aniquila al espíritu, mientras que quien le ayuda reduce a servidumbre al cuerpo... Si quieres robustecer al alma, habrás de domar la carne con el ayuno, conforme a la sentencia del Apóstol, el cual nos enseñaba que cuanto más se corrompe el hombre exterior, más se renueva el interior... (Ef 4,22-24). ¿Quién es el que ha conseguido participar de la mesa eterna, repleta de dones espirituales, viviendo aquí en espléndida abundancia? Moisés para recibir la ley necesitó del ayuno, y ni no hubieran recurrido a él los ninivitas (Jn. 3,10), habrían perecido,. ¿Quiénes dejaron sus huesos en el desierto, sino los que recordaban ansiosos las carnes de Egipto?" El ayuno es el pan de los ángeles y nuestra armadura contra los espíritus inmundos, que no son arrojados sino por él (Mt. 17,20) y por la oración (Hom. 1). ¿Cuándo habéis visto que el ayuno engendre la lujuria? ¿No veis cómo en nuestra ciudad cesan las canciones meretricias y los bailes impúdicos en cuanto nos dedicamos a ayunar?. El ayuno nos asemeja a los ángeles (Hom. 2). Pero tened cuidado de no mezclar otros vicios con vuestra abstinencia. Extiéndese aquí largamente San Basilio sobre los que ayunan, pero beben inmoderadamente, y añade: Perdonad al prójimo y componed los pleitos, no sea que ayunéis de carne y devoréis a vuestros hermanos."

Fe Ortodoxa... en la Iglesia Ortodoxa.‏

La Iglesia Ortodoxa invita a sus hijos a confesar aquello que ella como Madre les ha enseñado acerca de Dios, les mueve a que sus primeras palabras y pensamientos los dirijan a esa verdadera sabiduría oculta para los sabios de este mundo, centrados únicamente en la ciencia de las cosas sensibles. Es la sabiduría con la que el sacerdote pide que se abran las puertas de Iconostasio antes de profesar la fe en la Divina Liturgia, la sabiduría que abre nuestros labios al amanecer y al anochecer, reconociendo en el Dios Trinidad al Autor de todas las cosas. Así, día tras día, confiesan el Símbolo laicos, sacerdotes, monjas y monjes, con firmeza para no dejarse arrastrar por los errores; con temor por el destino de aquéllos que se separan de esta recta Confesión de Fe.

La oración en la Iglesia Ortodoxa...‏

El camino que toma la respiración para llegar al corazón...
Cuando allí llegue verás la alegría subsiguiente, no tendrás nada que lamentar.
Nicéforo, el Solitario, s. XIII
La Iglesia es el medio particular de las Energías increadas que el Espíritu Santo comunica al mundo: la Iglesia es la revelación incorporada y activa de Dios en la humanidad de los que la aceptan por la fe. Es como la extensión de la Encarnación. Es el Cuerpo místico del Cristo en el cual la Revelación lleva sus frutos, según la expresión de San Basilio el Grande.
Es en la Iglesia, bajo la forma de la Iglesia, que la Revelación divina realiza su obra de santificación y de salvación y, con ese fin, manifiesta su potencia.
Por el Espíritu Santo que habita en el Cristo y en la Iglesia, el Señor continúa ejerciendo su potencia en la Iglesia, no sólo por palabras, sino por acciones directas, en particular, ejerce su potencia por los sacramentos, las liturgias y su respuesta fiel a las plegarias de la Iglesia.
La Iglesia mantiene su lazo con el Cristo por la fe que se manifiesta en la plegaria: plegaria para la curación de las enfermedades, para la protección contra los enemigos, para el éxito de todo lo que es bueno, para la iluminación del espíritu, para una vida sin pecado, para la salvación.
Los fieles vienen a la Iglesia para invocar, por sus oraciones y por" las oraciones del presbítero, la ayuda de Dios en todas sus necesidades. Invitan al presbítero a su casa para que ruegue por ellos.[...] En la oración, el alma pierde su rigidez, se hace sensible, receptiva, abierta a la energía de Dios.
La Iglesia es el lugar y la forma de la potencia de Dios que perpetuamente actúa entre los hombres y en ellos porque es el lugar de la oración. La oración solicita la acción de Dios y Dios actúa gracias a la oración.
La Iglesia es el lugar del encuentro sensible entre nuestra oración y la potencia de Dios. EI sentido de la oración en la Iglesia ortodoxa seria incomprensible sin esta confianza en la fuerza del Cristo que opera por el Espíritu a través de los miembros de la Iglesia.
Tanto la oración por la cual se pide la acción de Dios como la respuesta divina son obra del Espíritu. La Iglesia constituye el campo de operaciones del Espíritu, el lugar donde se realiza la salvación.
Hay que recordar que la oración de los creyentes en sus casas y en cualquier lugar son también oraciones en la Iglesia, porque la Iglesia está allí donde se encuentra uno de sus miembros.
La oración implica una salvación que se realiza en sinergia. La Iglesia aparece así como la comunidad orante de los que saben que por la oración reciben la potencia transformadora y salvadora del Cristo, de los que se hicieron sensibles a esta potencia y son capaces de experimentarla.
La oración es la teología más completa, la teología conducida a su fin. La oración no es una especulación sobre Dios o sobre la fe, es la experiencia de Dios en la manifestación de su energía, que responde a la oración y acrecienta en el hombre la sed de orar: se hace la experiencia de la acción salvadora de Dios.
Si eres teólogo, oras en verdad,
y si oras en verdad, eres teólogo.
Evágrio eI Póntico, s. IV
EI Espíritu despierta en los fieles un sentimiento de responsabilidad ante Dios para la salvación de sus hermanos... Toda oración de la Iglesia y sus miembros es una epiclesis que pide y recibe el Espíritu Santo como potencia de Dios:
Rey del Cielo, Consolador, Espíritu de Verdad
Tú que estás presente en todas partes y que llenas todo;
Tesoro de bien y Donador de Vida,
ven y habita en nosotros.
Purifícanos de toda mancha
y salva nuestras almas, Tú que eres bondad.
Y el Espíritu otorga una de sus energías increadas. Esto, porque esta invocación se realiza en el único Cuerpo del Cristo y pide la potencia del Espíritu del Cristo; y este Espíritu, animando el cuerpo místico, distribuye a cada uno el don que le es necesario para sí, para el fortalecimiento de la comunidad eclesial, para el enriquecimiento del cuerpo místico del Cristo. EI Espíritu introduce en la profundidad del hombre la energía divina que nos unifica en el Hijo y nos hace participar de la relación del Hijo con el Padre. EI Espíritu que recibimos con el Cuerpo y la Sangre del Señor nos hace "concorporales y consanguíneos con el Cristo", nos integra en el Cuerpo y la Sangre espiritualizados del Señor.