13 de Septiembre
Conmemoración de la Fundación de la Iglesia de la Resurrección (El Santo Sepulcro) en Jerusalén
La
dedicación del Templo de la Resurrección de Cristo en Jerusalén celebra
la dedicación de la Iglesia de la Resurrección construida por San
Constantino el Grande y su madre, la emperadora Elena.
Después
de la pasión voluntaria y la muerte de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo, el lugar de Su sufrimiento fue destruido por los paganos.
Cuando el emperador romano Tito conquistó a Jerusalén en el año 70,
arrasó la ciudad y destruyó el Templo de Salomón en el Monte Moría, y no
dejó ni siquiera una piedra encima de otra, como el Señor predijo (Mt.
13:1-2).
Después
el emperador Adrián (117-138), un pagano celoso, construyo una ciudad
nueva que se llamaba Aelia Capitolina (nombrado por él mismo Adrián
Aelius) encima del sitio del antiguo Jerusalén. Estaba prohibido llamar
la ciudad por su nombre antiguo.
Ordenó
que cubran el Santo Sepulcro del Señor con tierra y piedra y la
construcción de un ídolo en el mismo sitio. En el año 119 construyó un
templo pagano dedicado a la diosa Venus en Gólgota, donde crucificaron
el Salvador. Ofrecían sacrificios a los demonios, celebraban ritos
paganos enfrente de las estatuas, y cometían actos licenciosos.
El
emperador impío puso un ídolo de Adonis en Belén en el lugar donde el
Señor nació de la Purísima Virgen. Hacía todo esto a propósito, para que
la gente se olvidara del Salvador Cristo y de los sitios donde El
vivía, enseñaba, sufría, y resucitó en Gloria.
San
Constantino el Grande (306-337) fue el primer emperador romano que
reconocío la religión Cristiana. Al principio de su reinado el y su
madre piadosa, la emperadora Elena, decidieron reconstruir Jerusalén.
Planeaban construir una iglesia en el sitio del sufrimiento del Señor y
el sitio de su Resurrección. Querían consagrar de nuevo y purificar los
sitios conectados con la memoria del Señor que habían sido profanados
por los paganos.
La
emperadora Elena viajó a Jerusalén con mucho oro, y San Constantino
escribió una carta al Patriarca Macario I (313-323), pidiendo que le
asistiera con la tarea de renovar los santos sitios Cristianos.
Después
de su llegada en Jerusalén, la santa emperadora Elena destruyó todos
los templos paganos y consagró de nuevo los sitios profanados por los
paganos. Tenía mucho celo por encontrar la Cruz de nuestro Señor
Jesucristo, y ordenó la excavación del sitio donde el templo de Venus
estaba. Allí descubrieron el Sepulcro del Señor y Gólgota, y también
encontraron tres cruces y clavos.
El
Patriarca Macario quería determinar cual cruz era la del Señor, pues
ordenó que pusieran una persona muerta (que iba ser enterrada) encima de
cada cruz. Cuando pusieron la persona encima de la Cruz de Cristo,
inmediatamente resucitó. Con mucha alegría la emperadora Elena y el
Patriarca Macario elevaron la Cruz Vivificadora y la mostraban para
toda la gente.
La
santa emperadora empezó la construcción de una iglesia grande. Tenía
Gólgota, el sitio de la Crucifixión del Señor, y el Sepulcro de Cristo
dentro del recinto de la iglesia. El santo Apóstol y Evangelista Juan
escribió sobre esto, ''Y en aquel lugar donde había sido crucificado,
había un huerto; y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aun no
había sido puesto ninguno. Allí, pues, por causa de la víspera de la
Pascua de los Judíos, porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron á
Jesús.'' (Juan 19:41-42). La construcción de la iglesia de la
Resurrección duró 10 años, y la santa emperadora se murió antes de que
se cumpliera. Ella volvió a Constantinopla y falleció en el año 327.
Durante su tiempo en Jerusalén la emperadora construyó iglesias en
Belén, el Monte de Olivas, Getsemaní, y muchos otros sitios conectados
con la vida del Señor
y también con los acontecimientos en el Nuevo Testamento.
La
iglesia de la Resurrección se llamaba 'Martirio' en memoria del
sufrimiento del Salvador. La construcción terminó en el mismo año del
Concilio de Tiro, en el trigésimo año del reinado de Constantino. La
consagración de la iglesia ocurrió el 13 de Septiembre, 335, en la
asamblea. Fue muy solemne y participo jerarquía de las iglesias de
Bithynia, Trace, Cilicia, Capadocia, Siria, Mesopotámica, Fenicia,
Arabia, Palestina, y Egipto. La mayoría de los obispos que participaron
en el Concilio de Tiro vinieron a la consagración en Jerusalén. En aquél
día toda la ciudad de Jerusalén fue consagrada. Los padres de la
iglesia establecieron el día 13 de Septiembre para conmemorar este
evento tan conmovedor.
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