Acostúmbrate a levantarte temprano y en un
horario especifico. Apenas te despiertes, eleva tus pensamientos a Dios,
persígnate y agradécele el paso de la noche y sus misericordias hacia
ti. Pídele que Él dirija tus pensamientos, deseos y sentidos, para que
todo lo que digas y hagas sea de su agrado.Mientras te vistas recuerda
que estás ante la presencia de Dios y del Angel Guardián. Pídele a
nuestro Señor Jesucristo que te vista con el ropaje de la salvación.
Después de higienizarte reza por la mañana arrodillándote,
concentrándote y humildemente, como corresponde ante la mirada del
Todopoderoso. Pídele tener fe, esperanza y amor y además fuerza para
recibir serenamente, lo que te traerá el nuevo día con sus
complicaciones. Pídele que bendiga tus sacrificios y que te ayude a
realizar tu tarea, eludiendo el pecado.Si puedes lee algo de la Biblia,
especialmente del Nuevo Testamento o los Salmos. Lee con el
deseo de recibir la iluminación espiritual inclinando tu corazón hacia
la humildad. Lee un poco, después medita, luego sigue leyendo,
atendiendo a lo que Dios le inculca a tu corazón. Esfuérzate aunque sea
un cuarto de hora para meditar sobre las verdades de la fe y sobre lo
que has leído de provechoso para tu alma. Siempre agradece a Dios el no
haber perecido en los pecados, y que El se preocupa por ti y siempre te
lleva hacia el Reino de los cielos. Predisponete cada mañana de tal
manera como si recién te hubieses decidido a ser Cristiano y vivir según
los mandamientos de Dios. Comenzando tus tareas procura realizar todo
para Gloria de Dios. No inicies ningún trabajo sin oración, porque lo
que realizamos sin oración termina siendo innecesario o perjudicial. Son
ciertas las palabras de Dios: "Sin Mi no puedes hacer nada. "Trata de
parecerte al Salvador quien se esforzó, ayudando a José‚ y a su purísima
Madre. Todos tus esfuerzos hazlos
con bondad en el alma esperanzado la ayuda de Dios. Es bueno repetir
constantemente la oración: "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad
de mi pecador. "Si tus esfuerzos se realizan con éxito, agradécele a
Dios, y si no son satisfactorios, entrégate a la voluntad de Dios, pues
el piensa en nosotros y encamina todo hacia lo mejor. Todo lo difícil
tómalo, para el perdón de los pecados con espíritu de obediencia y
mansedumbre. Reza antes de comer, para que Dios bendiga la comida y la
bebida y después de comer agradécele y ruega no perder los bienes
espirituales. Es bueno levantarse de la mesa sin haberse saciado
totalmente. Los miércoles y viernes ayuna siguiendo el ejemplo de los
primero cristianos.No seas avaro teniendo comida y ropa, se feliz con
eso pareciéndote a Jesucristo que se humilló por nosotros. Trata de ser
agradable a Dios en todo, para que tu conciencia no te haga padecer
remordimientos. Minuciosamente controla tus
pensamientos, sentimientos y los movimientos de tu corazón recordando
que Dios te observa en todo lugar. Elude hasta los pecados menores, para
no caer en los mas grandes. Cualquier pensamiento especialmente el
impuro, que te aleja de Dios inmediatamente expúlsalo de tu corazón,
como a una chispa de fuego que cae sobre tu vestimenta. Si no quieres
que los malos pensamientos te acosen, recibe con tranquilidad la
humillación de la gente. No hables en exceso, recordando que por cada
palabra daremos explicaciones a Dios. Mejor es escuchar que hablar, ya
que con las palabras es fácil caer en el pecado. No seas curioso en las
novedades pues, ellas distraen el espíritu. No juzgues a nadie y piensa
que tú eres el peor. Quien juzga a alguien se carga con sus pecados.
Mejor reza por el pecador para que Dios por sus sendas lo enderece. Si
alguien no te hace caso contigo, no entres en discusión con el, pero si
su actitud perjudica a otros, entonces toma las
medidas necesarias, porque el bien común es mas importante que el bien
personal.Nunca discutas ni te justifiques, se humilde, silencioso y
pacífico, toma todo con paciencia como nuestro Señor Jesucristo. El no
te asignará una cruz superior a tus fuerzas y te ayudará a llevarla.
Pídele a Dios la gracia de realizar sus santísimos mandamientos lo mejor
posible, a pesar de que te parezcan difíciles. Habiendo realizado algo
bueno no esperes recompensa si no tentaciones, porque es durante las
tentaciones cuando se pone a prueba el amor a Dios. No pienses en lograr
una virtud sin sufrir pena. En las tentaciones no te desalientes y
dirigiéndote a Dios reza con oraciones breves "Señor,
ayúdame...ilumíneme...no me dejes...ampárame" El Señor permite las
tentaciones y al mismo tiempo da fuerzas para vencerlas. Pídele a Dios
que elimine de ti todo lo que alimenta el amor propio, aunque para ti
sea amargo. Evita ser frío, dubitativo, suspicaz, falso,
competidor, abatido... Debes que ser franco y sencillo en el trato con
el prójimo. Con humildad recibe las ordenes de otros a pesar de que tu
seas mas inteligente y tengas mayor experiencia. Lo que no deseas para
ti, no se lo hagas a otro, y haz a otros lo que quieres para ti. Se
amable con quien te visita, se humilde y juicioso, y cuando las
circunstancias lo requieran, se ciego y sordo. En los momentos de
debilidad no te olvides de rezar y hacer buenas obras. Todo lo que hagas
en nombre de Jesucristo, por mas pequeño que sea, se transforma en
bondadoso. Si quieres tener paz, entrégate a Dios. No tendrás paz
espiritual hasta que no te tranquilices en Dios y queriéndolo a el
únicamente. De tanto en tanto retírate en soledad como hacia Jesucristo -
para concentrarte en la oración y elevar los pensamientos hacia Dios.
Medita sobre el amor infinito de Jesucristo, de sus sufrimientos y
muerte, de su resurrección, de su segunda venida y del Juicio
Final...Asiste a la Iglesia frecuentemente. Confiésate y comulga, con
los santísimos misterios. Así estarás con Dios lo cual es un bien
grandísimo. En la confesión arrepiéntete sinceramente de todos tus
pecados pues el pecado que no se confiesa conduce a la muerte. Los
domingos conságralos a la caridad y a la misericordia: visita a un
enfermo, consuela al que sufre. Quien ayuda a otra persona a volver a
Dios recibirá una gran recompensa en este y en el siglo venidero.
Aconseja a tus amigos, que lean literatura religiosa y que participen en
reuniones sobre temas espirituales. Que el Señor Jesucristo sea tu
maestro en todo. Constantemente dirige tus pensamientos a Dios y
pregúntale cómo hubiera procedido él. Antes de dormir reza sincera y
fervientemente y medita sobre los pecados cometidos durante ese día.
Debes arrepentirte con dolor en el corazón y lágrimas en los ojos para
no repetir los mismos pecados. Cuando te acuestas, persígnate,
besa la cruz y encomiéndate a Dios, tu Buen Pastor, pensando que tal
vez esa noche deberás presentarte ante Él. Acuérdate del amor de Dios
hacia ti y ámalo con todo tu corazón, alma y pensamiento.Si te comportas
como lo indican estas reglas piadosas, alcanzaras la vida
bienaventurada en el reino de la luz eterna .
Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo este contigo. Amen.
Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo este contigo. Amen.
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