"Danos hoy nuestro pan de cada día."
Y esto puede
ser entendido espiritualmente y literalmente, porque cualquier forma de
entendimiento es rico en uso divino para nuestra salvación.
Porque Cristo es el pan de la vida; y este pan no le pertenece a todos los hombres, pero es nuestro.
Y de acuerdo a
lo que decimos, "Padre Nuestro," porque Él es el Padre de todos
aquellos que entienden y creen; así también nosotros le llamamos
"nuestro pan," porque Cristo es el pan de aquellos que están en unión
con su cuerpo.
Y nosotros
pedimos que este pan se nos debería de dar diariamente, para que
nosotros quienes estamos en Cristo, y diariamente recibimos la
Eucaristía como la comida de la salvación, no podamos, por la
interposición de algún monstruoso pecado, ser prevenidos, o impedidos de
no poder comunicarnos, de participar del pan celestial, de ser
separados del Cuerpo de Cristo, como El mismo lo predice y advierte, "Yo
soy el pan de la vida que ha venido del Cielo.
Si algún
hombre come de mi carne, vivirá para siempre;" como es manifestado que
aquellos que reciben participan de su cuerpo y reciben la Eucaristía
viven por el derecho de la comunión, así, por otra parte, tenemos que
temer y rezar, no sea que alguien, quien siendo exento de la comunión,
esté separado del cuerpo de Cristo y pueda permanecer a distancia de la
salvación; como Él mismo amenaza, y dice: "A menos que ustedes coman de
la carne del Hijo del hombre, y beban de su sangre, ustedes no tendrán
vida en ustedes."
Y por eso
nosotros pedimos que nuestro pan - o sea Cristo - nos pueda ser dado
diariamente, para que nosotros los que permanecemos y vivimos en Cristo
no nos alejemos de su santificación y de su cuerpo.
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