Esta
historia ha sucedido hace poco tiempo en uno de los templos de San
Petersburgo. Un domingo, durante la Divina Liturgia, cuando comulgaban
los feligreses, la atención de la gente atrajo un niño rubio que estaba
parado cerca del altar. El observaba con mucha atención a los
comulgantes y de vez en cuando estallaba en alegre risa infantil. En
vano trataban algunos de aquietarlo, hasta el momento que terminó la
Comunión. Entonces los padres del niño, muy extrañados, le preguntaron
cuál fue la causa de su risa y él les contestó: "Mirando a las señoras y
los señores acercarse al Cáliz, vi que hacia algunos se les acercaba
volando una palomita blanca. Apenas el señor o la señora abrían la boca
para recibir los Dones, el pajarito tomaba los Dones de la cucharilla
con el pico y salía afuera. Las personas no veían a la paloma y
cerraban la boca creyendo haber completado su comunión, y esto me daba
mucha risa."
Una
persona no creyente tomaría la respuesta del niño por una fantasía,
pero un corazón entregado a la fe no puede ser indiferente ante el
significado místico de la visión enviada por Dios a la imaginación
infantil. Efectivamente, ¿no es temible acaso pensar que Jesucristo a
muchos de nosotros nos impide comulgar del Sagrado Cáliz debido a que
nos acercamos a Él sin prepararnos y ser dignos de recibirlo? : "porque
el que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para sí, no
discerniendo el cuerpo del Señor" (1Cor. 11:29), dice el Apóstol Pablo.
Existen normas cuyo cumplimiento ayuda a los comulgantes recibir
decentemente los Sagrados Dones: completa abstención de cercanía
conyugal por estos días, examen de propia conciencia, confesión,
oración, lectura
de la Escritura Sagrada, participación en los oficios religiosos — cada
cual en la medida de sus posibilidades y aplicación. Antes de comulgar
se debe confesar, mas si la persona comulga varios días seguidos, como
por ejemplo en el Gran Ayuno o en ciertos períodos festivos, puede
prescindir de la confesión repetida siempre con el permiso del párroco.
La
liturgia está por terminar y el comulgante a punto de unirse a Cristo.
Se abren las Puertas Reales. El diácono exclama: "Proceded con temor de
Dios y la fe…" Temor de Dios y la fe son los sentimientos que deben
imprimirse en el corazón de cada uno de los que se acercan al Cáliz.
Este no es el momento de charlas, agitación o vanidad.
¿Quién
de nosotros no ha presenciado el amontonamiento de la gente delante de
la Sagrada Cáliz? Empujándose uno al otro, tratando llegar primero a los
Santos Dones, ignorando la apaciguadora voz del sacerdote. Con el
comportamiento indigno delante del Cáliz se anula en un instante toda la
labor de preparación y sumisión. Entonces la paloma invisible que vió
el niño mencionado no dejará a uno recibir los Santos Dones y en el
sacramento obtendrá, en lugar de la vida eterna, el reproche y castigo
de Dios. Para evitar todo ello cada comulgante debe saber y cumplir muy
bien todas las normas que la Iglesia ha establecido para proceder en la
Comunión.
He aquí dichas normas:
• Delante de la Cáliz se debe prostrarse ; si hay mucha gente — hacerlo previamente aparte.
•
Cuando se abren las Puertas Reales, se debe persignarse y colocar las
manos sobre el pecho en la forma de cruz, la derecha sobre la izquierda;
así comulgar y no cambiar la posición de las manos mientras se retira
del Caliz.
• Se debe acercar por el lado derecho del templo, dejando el izquierdo libre.
•
Primero comulgan los que atienden en el altar, luego los monjes, los
niños y solamente despues los demás. Se debe dejar paso a las personas y
evitar los empujones.
•
Al acercarse a la Caliz, decir claramente su nombre, recibir los Santos
Dones, masticarlos si es necesario y tragar inmediatamente, luego besar
la parte inferior de la Caliz como la costilla de Cristo.
• No se pude tocar el Caliz con la mano, ni besar la mano al sacerdote.
•
¡Esta prohibido persignarse delante del Caliz! Elevando la mano para
hacer el signo de la Cruz, uno puede casualmente tropezar con la mano
del sacerdote y volcar los Santos Dones.
• Retirándose hacia la mesita con bandeja, se debe tomar el antidor y beber el vino mezclado con agua caliente.
•
Cuando los Santos Dones se dan de varios Cálices, se debe tomarlos sólo
de una; no se permite comulgarse dos veces el mismo día.
•
En el día de la Comunión no se debe arrodillar, salvo inclinaciones
ante el Sudario de Cristo el Sábado Mayor y las oraciones con
arrodillamiento el día de Santa Trinidad.
•
Al volver a casa, antes que nada, se debe leer las oraciones de
agradecimiento por la Santa Comunión; si estas oraciones se leen en la
iglesia, se las debe escuchar ahí.
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