Nuestra
Iglesia, en su significado religioso como en su connotación secular, ha
preservado fielmente, no solo la Doctrina Correcta (Ortodoxa), la
Catolicidad y la Conciencia de la fe Cristiana original, sino que
también el 'Ethos", lo fundamental de la enseñanza de Cristo, esto es: La Etica del amor.
La Iglesia Católica
Ortodoxa se presenta como solución optimista frente a las ideologías y
Credos conflictivos en este siglo. Occidente sufre una serie de dilemas
tales como la oposición entre la naturaleza y la gracia, las obras y la
fe, Sagradas Escrituras y tradición, Clérigos y Laicos, etc...
Nuestra
Iglesia no tiene tales dilemas y confusiones. Ella enfatiza una
revelación natural en armonía con la gracia revelada, la fe y las buenas
obras.
Por
otra parte, en contraste con el pesimismo y la falsa ansiedad, muy
extendida en algunas regiones, la Iglesia Ortodoxa muestra su optimismo
por su concepción en la dignidad del hombre, por su doctrina de la
deidificación de la naturaleza humana bajo Dios, por su creencia del
amor de Dios a la humanidad, y del amor del hombre hacia el hombre. El
Evangelio de nuestra Iglesia es de Resurrección, de triunfo y de
victoria. En la Iglesia de los Primeros siglos como en la actualidad en
la Iglesia Ortodoxa, el hombre no esta solo.
El
sistema de la enseñanza Cristiana se basa en Dios como un ser supremo
de vida y existencia, en el hombre como la imagen y semejanza de Dios,
obra maestra de su creación y en Cristo, que unió lo divino con lo
humano.
La doctrina Cristiana es guía y orientación para el hombre, mostrándole el verdadero camino.
El
Cristianismo es un sistema espiritual de vida, pero ello no implica la
negación del cuerpo o el descuido de las necesidades materiales. Más
bien se trata de colocar cada elemento en su debido lugar. Los progresos
materiales deben ser encausados adecuadamente a fin de que por ellos se
consigan buenos logros y no conduzcan a la violencia, ni a su ruina ni a
su miseria espiritual, sino más bien al progreso del género humano, a
una san y pacifica convivencia; y al Reino de Dios. La Eternidad es el
fundamento de los valores que la vida humana requiere para existir. El
ser humano debe pues, reanimar dentro de si los valores eternos, para lo
cual es necesario tener fe en ellos y por sobre todo en Dios. Una
verdad viva y axiomática es que el Cristianismo es un sistema supremo de
principios
únicos a través de los tiempos y que se construyen sobre la roca firme
de la fe, es también un poder o fuerza que emana de la fe y toma la
doctrina en vida (Hch. 18:27-28; 2Cor.3:2).
Frente
a los fracasos de poderosos, fuerte y sabios de este mundo, el
Cristianismo por medio del débil, del simple y del humilde muestra el
poder de la fe, que es la única verdadera respuesta a la amenaza del
poder de destrucción, la única verdadera respuesta a la amenaza del
poder de destrucción, la única verdadera áncora de esperanza, a pesar de
las dificultades presentes y que nos auguran un nuevo y mejor día.
La
concepción del hombre como un ente psicosómatico, hecha de polvo y
divinidad: "Algo menos que los Angeles" (Sal.8) y al mismo tiempo "Es
como las bestias que perecen" (Sal.49).
Pese
a sus rebeliones, el hombre se restaura a través de Dios y de aquel que
tomó la naturaleza humana: Jesucristo. Este personifica la gracia y el
amor a la humanidad (Tit.3).
El
sacrificio de Cristo fue la suprema expresión de amor de Dios al
hombre, y por amor, todos los hombres son llamados a la Resurrección de
Cristo.
El
hombre no es simplemente un animal, luchando constantemente por la
supervivencia o un producto de un proceso evolucionario. El espíritu del
hombre, su libre voluntad, su habilidad para pensar racionalmente y su
capacidad creativa, indican claramente que el hombre es único, diferente
y superior al resto de las criaturas. El es llamado a la "Theosis", la
deificación, pero preservando su individualidad. Dios ama al hombre y
busca en retorno, el amor de este hacia su semejante.
Cuando los Ortodoxos se reúnen para celebrar la Eucaristía se unen no solo con Cristo resucitado, sino entre ellos mismos.
La
gran predicación de la Iglesia Ortodoxa es el "amor" (1Jn.40:20; Rom.
13:8, Jn.3:16). Por eso la Iglesia Ortodoxa ruega a los enemigos de la
humanidad que se evite la lucha entre los hombres, a fin de no destruir
"La obra maestra" del Creador, puesto que nuestra Iglesia conoce y ha
experimentado las persecuciones, las brutalidades del hombre, y las
terribles consecuencias a que conduce el odio.
La
unidad y solidaridad entre los hombres, supone la aplicación de las
palabras del Apóstol San Pedro: "Amémonos unos a otros desde el
corazón... Habiendo purificado nuestras almas por nuestra obediencia a
la verdad... Por el verbo de Dios que vive y permanece para siempre"
(Cfr. 1:22-23). El distinguido característico de los Cristianos es su
unión en el naturalmente "Amor por el hombre" no significa amor por sus
malas (falsas) creencias (=herejías), muchas veces vemos en el Nuevo
Testamento que Jesucristo él mismo y los Santos Apóstoles condenaron las
herejías, las falsas enseñanzas y la persistencia en ellas: "Jerusalén,
tu matas a los profetas y apedreas a los que Dios envía Cuantas veces
quise contar a tus hijos como la gallina recoge a sus pollitos bajo las
alas, y tú no lo has querido!, por eso se quedaran ustedes con su casa
vacía"
(Mateo 23:37-38, Lucas 13:34-35).
"Pero
aunque viniéramos nosotros o viniera algún Ángel del Cielo para
anunciarles el Evangelio de otra manera que lo hemos anunciado. Sea
maldito!. (Gálatas 1:8).
"Si
alguien fomenta herejías en la Iglesia le llamaras la atención una
primera y una segunda vez; después rompe con él, sabiendo que es un
descarriado y culpable que se condena así mismo". (Tito 3:10-11). Y
también lo vemos entre otros pasajes en 2 Pedro 2:17-21, en Judas 12-13,
en 2 Juan 9-11, en 3 Juan 3-4.
Caracteriza
a nuestra amada Iglesia Ortodoxa una profunda espiritualidad
sacramental, portadora del Espíritu Santo; una decidida confianza en el
Señor; una firme lealtad a los Apóstoles y Padres de la Iglesia; una
moral fuertemente enraizada en la Biblia y en los dogmas (en los
Verdaderos, es decir, en los de los primeros siglos), una liturgia de
gran significado Teológico, rica en expresividad dogmática; una liturgia
que, además de la solemnidad, tiene la particularidad de llegar
íntimamente al corazón de todos; desde el más humilde hasta el más
culto. Una participación y experiencia de la santificación de los
feligreses, la experiencia y el conocimiento de Dios por ellos, la
deificación de los feligreses y el
Reino de los Cielos por ellos.
La Deificación
nace en la Iglesia, ya que en ella actúa el Espíritu Santo, a través de
sus Sacramentos y de una profunda relación con Dios, ya que estamos
llamados a vivir la Deificación. 2 Pe 1,4, ya que en palabras de san
Juan Crisóstomo: es en la Iglesia donde moran los Ángeles y arcángeles,
junto a la realidad divina…”
La Deificación
no es panteísmo, el ser humano conservara su identidad y su esencia, lo
mismo que el Creador supremo. Pero entre más vivamos la realidad de lo
sagrado experimentaremos una verdadera transformación, mediante la cual
nos iremos pareciendo más y más a nuestro salvador 1Jn 3,2. Entre más
nos amemos, entre más oremos y adoremos al Señor, entre más recibamos su
bendito Cuerpo y su bendita Sangre (junto a todos los demás tesoros que
la Iglesia tiene para nosotros), más nos iremos transformando en
imágenes más fidedignas del Señor.
La Theosis es un tema profundamente interesante. Es algo que en el catolicismo latino parece no existir.
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