jueves, 28 de noviembre de 2013

El Incensario...‏



Comienza la vigilia nocturna. El coro canta solemne y pausadamente el salmo 103 que habla de la creación del mundo. Y el sacerdote camina al mismo tiempo por el templo con el incensario. El aroma del incienso llena el espacio.

El incensario, al igual que el candelabro de 7 velas, son objetos indispensables en el oficio religioso ortodoxo (Lev. 16:12). Desde los tiempos de los apóstoles durante la oración se realiza el incensamiento. En el incensario metálico sobre el carbón encendido se coloca el incienso (alquitrán aromático de árboles orientales). Al consumirse el incienso produce un humo aromático.

La incineración de víctimas ante Dios se estableció en los tiempos de la edad antigua. Es suficiente recordar la víctima del justo Abel. El mismo Señor, en el Antiguo Testamento, ordenó a Moisés construir en el Tabernáculo un altar de los holocaustos especial para quemar en él sustancias aromáticas. Los Reyes Magos, que han venido a inclinarse ante Cristo, han traído al Niño Dios entre otros regalos, también el incienso. El Evangelista Juan el Teólogo, en la Revelación, ha visto en el Templo Celestial al Angel recibiendo el incensario de oro (Apocalipsis 8:3-5).

El humo de incienso, que se esparce por el templo durante el oficio, simboliza las oraciones de los feligreses, que ascienden a Dios y, a la vez, la gracia del Espíritu Santo que místicamente las bendice.

Antes de iniciar el incensamiento, el sacerdote pronuncia la oración: "El incensario a Ti llevamos…" Por medio de esta oración es evidente que el humo visible del incensario significa la presencia invisible de la gracia del Señor, que santifica a los feligreses.

El incensamiento durante el oficio religioso puede ser completo (abarcando todo el templo), o en forma breve (altar, el iconostasio y a las personas presentes en frente del ambón). El incensamiento de los objetos sagrados (los iconos, el templo) se destina a Dios, consagrándole el honor y la alabanza debidos. Cuando el incensario se dirige a las personas, es confirmación de que el Espíritu Santo desciende sobre todos los fieles como portadores de la Imagen Divina. En respuesta al incensamiento, la tradición indica de inclinar la cabeza.

No existe opinión unánime sobre si es legal o no, para los fieles, hacer el incensamiento durante la oración doméstica. Los sacerdotes opinan de diferente forma sobre este asunto indudablemente venerado. Lo mas acertado es pedir la bendición de su confesor.

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