lunes, 3 de noviembre de 2014

¿Milagro de la pesca o milagro de la obediencia?‏

Hermanos y hermanas en Cristo:

¡Paz en Cristo nuestro Sumo y Eterno Sacerdote!

El pasado domingo 25 de Septiembre comenzamos el ciclo litúrgico con las lecturas del santo Evangelio según san Lucas. La Lectura fue del capítulo 5, versículos 1-11.

Esta lectura es conocida como: “La pesca milagrosa”, y creo sinceramente que este es un nombre equivocado, en realidad debería llamarse “el milagro de la obediencia”.

El ser humano tiende a ser rebelde a la voluntad de Dios, tanto por las pasiones que hay en él, así como a las tentaciones del Maligno.

Cuando nuestro Señor Jesús le ORDENA a Simón (Apóstol san Pedro) que arroje las redes “del otro lado de la barca”, la primer reacción del santo Apóstol fue explicar, alegar y tratar de demostrar que “su experiencia y sabiduría” eran más grandes que la Sabiduría y Omnipotencia de Nuestro Señor Jesucristo.


A lo largo de la vida de cada uno de nosotros, hemos trabajado sin “pescar” nada. Nos sentimos agotados, desanimados... y es cuando nuestro Señor Jesucristo sale a nuestro encuentro y nos dice: “echa las redes por el otro lado”.


Echar las redes al otro lado significa:


- Un acto de Fe plena para con nuestro Señor. Es cuando pese a que todo indica que están perdidos nuestros proyectos, la salud de alguien, nuestra economía o la conversión de alguien, y nosotros seguimos creyendo y orando.


- También significa que sabemos obedecer la voluntad de Dios, que lo reconocemos como nuestro Rey, Salvador, Señor y Dios. Que somos capaces de hacer morir nuestro orgullo, soberbia y vanidad para que Cristo viva en nosotros.




La obediencia a Dios está presente en cada aspecto de la vida de los ortodoxos:


- Desde que somos Bautizados hemos de obedecer a Dios a través de la Santa Madre la Iglesia Ortodoxa.


- Los Esposos obedecen a Dios a través de una sumisión mutua.


- Los Monjes a través de la obediencia al Abad y a la santa Regla.


- Los clérigos y laicos obedecen a Dios cuando obedecen a su Obispo.


- Cuando obedecemos, estamos “echando las redes del otro lado que nos Ordena Nuestro Señor Jesucristo”.


La obediencia no es un acto OBLIGATORIO, nacido de una carga impuesta por la fuerza. La OBEDIENCIA es un ACTO DE AMOR espontaneo, libre y generoso, nacido del alma que busca agradar a Dios.


La obediencia es solamente imitar a Cristo el cual fue: “obediente hasta la muerte y la muerte en Cruz Ef 2,8.


Actualmente existe una moda “ególatra” que enseña que si Dios nos hizo libres podemos hacer lo que nos apetezca mejor. Eso es una falacia. La libertad (la Verdadera Libertad) es la capacidad de hacer lo bueno, lo correcto, lo santo y lo puro. Llevar a cabo cualquier contrario a la santa voluntad de Dios, no es otra cosa que una deformación de la libertad, un acto egoísta y malvado, eso no es libertad, es LIBERTINAJE.


Estos domingos son un buen momento para preguntarnos: ¿qué tan obedientes a Dios somos? ¿Deseamos que nuestras redes sigan vacías o deseamos llenarlas? ¿Puede más nuestro amor a nosotros mismos y a nuestras paciones que nuestro amor a Dios?


Dios Trino y Uno los bendiga y los guarde.


¡¡¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!!!

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