martes, 4 de noviembre de 2014

El Santo Bautismo en la Iglesia Ortodoxa...

El Santo Bautismo en la Iglesia Ortodoxa...




El Bautismo es el primer Sacramento de la Iglesia y por él, como por una puerta, entra el hombre a formar parte de la Comunidad Cristiana. Es además un nuevo nacimiento por el cual el hombre es hecho hijo de Dios, conforme a las palabras de Jesucristo: “De verdad os aseguro: Quien no nace del agua y el Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios” (Jn. 3:5). El bautismo es por lo tanto una condición indispensable para obtener la salvación eterna. Por eso, desde los albores del cristianismo, se administra el bautismo al hombre antes de cualquier otro Sacramento.
Y puesto que el hombre no es digno de la gracia de la salvación, proporcionada por el Sacramento del Bautismo, si no cree firmemente en Cristo, conformo al Evangelio: “Quien creyere y fuere bautizado se salvará” (Mc. 16:16), la Iglesia ha establecido desde sus principios un oficio especial que precede al bautismo como preparación y es llamado “Oficio del catecumenado.” El catecúmeno es aquel que se instruye en las enseñanzas de la fe cristiana y que está dispuesto a recibir el Sacramento salvador del Bautismo. Y si el que va a ser bautizado es un niño y no ha llegado al uso de razón, otro confiesa en nombre de él la fe cristiana públicamente y este es llamado padrino o garante, debiendo ser un buen cristiano ortodoxo y siendo su principal obligación instruir posteriormente al niño bautizado en las verdades de la verdadera fe cristiana. Por eso los cánones eclesiásticos mandan que el padrino y la madrina sean ortodoxos, y esto es muy normal, Porque, siendo el padrino el garante de que su ahijado cumplirá fielmente con los preceptos de la fe cristiana ortodoxa, un no ortodoxo no podrá cumplir con esa obligación.
El bautismo debe ser realizado con la inmersión del bautizando en el agua y su resurgimiento tres veces de ella, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, pues la inmersión simboliza sepultarse con Cristo y la emersión — la resurrección con Cristo a una vida espiritual nueva (Rom. 6:35). Butismo quiere decir “Inmersión”, y si no hay inmersión el Bautismo no es válido. Solo en casos de extrema necesidad, se considera válido el Bautismo por inmersión.
Y así como Jesucristo, después que surgió del agua, cuando fue bautizado por Juan en el Jordán, vio descender y reposarse sobre Él el Espíritu Santo, en forma de paloma (Mc. 1:10), así nuestra Iglesia Ortodoxa ha dispuesto desde los tiempos apostólicos administrar al bautizado inmediatamente después de salir de la pila bautismal el Sacramento de la Unción Crismal (Confirmación), por el cual el bautizado recibe una gracia especial que lo fortalece, lo hace crecer y lo confirma en la vida nueva espiritual que ha iniciado el hombre en el bautismo. Los Apóstoles, al principio, administraban este Sacramento de la Confirmación imponiendo simplemente las manos sobre el recién bautizado (Hechos 8:14-1l). Sin embargo no demoraron en cambiar el Rito de la imposición de manos por una unción sagrada. Y así como los que, en tiempo de los apóstoles, no habían recibido de éstos la imposición de manos después del bautismo no era considerado u bautismo completo (Hechos 8:14-17), pues no habían recibido aún el Espíritu Santo, así también ahora todos aquellos que no son ungidos inmediatamente después del bautismo con el Santo Crisma no es considerado su bautismo como perfecto. Y así como la imposición de manos estaba reservada a los Apóstoles (Texto citado), también el Santo Crisma, que hace las veces de la imposición de manos, es consagrado únicamente por los Obispos, sus sucesores, aunque el empleo del Crisma y la Unción con él haya sido delegado por la Iglesia a todos los Sacerdotes.
Nuestra Madre, la Iglesia de Cristo, queriendo cobijar a sus hijos desde el primer momento de su llegada al mundo, bajo su protección, ha dispuesto oraciones para prepararlos a su nuevo nacimiento (el bautismo) y estas oraciones que preceden al bautismo son las siguientes: “Oración sobre la madre el día que da a luz,” “Oración para signar al niño e imponerle nombre el día octavo de su nacimiento,” esto en imitación de nuestro Señor Jesucristo que el octavo día de su nacimiento fue llamado Jesús (Lc. 2:21) y finalmente la “Oración de entrada a la Iglesia de una Madre que ha dado a luz,” para recordar cómo nuestra Señora la Virgen María, a los 40 días de haber dado a luz, se presentó con él en el templo y lo ofreció al Señor conforme a lo dispuesto en la ley de Moisés (Lc. 2:22 y Lev. 12:28).
La Iglesia Ortodoxa considera que nadie está realmente incorporado a Cristo y a su Iglesia si no ha recibido la comunión del Cuerpo y la Sangre del Señor: “Quien come mi carne y bebe mi sangre está en mí y yo en él,” por lo que después del bautismo y la Unción Crismal se da la Santa Comunión al recién bautizado, con lo que queda definitivamente incorporado a la Comunidad Cristiana.

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