martes, 4 de noviembre de 2014

El padre Paísios sobre nuestros difuntos

A todos nos preocupan nuestros seres queridos difuntos, su situación y qué podemos hace por ellos. A este respecto preguntamos al Anciano y le pedimos respuestas convincentes. Él, con énfasis, nos aconsejaba que rezáramos mucho por ellos. "La oración, decía, los oficios en memoria del difunto, las misas, las limosnas, son muy beneficiosas para los difuntos". E incluso, completaba, "rezad más por los difuntos que por los vivos. Porque aquellos por sí mismos no pueden hacer nada ya, mientras que nosotros podemos ayudarlos, atrayendo con la oración y los otros medios referidos la misericordia de Dios, de modo que mejore o cambie su situación, pues aún se encuentra bajo juicio". Y terminaba diciendo, a su peculiar manera, "¿acaso es algo insignificante que gracias a nuestras oraciones nuestro difunto pase de un oscuro sótano a un apartamentito soleado?". Recuerdo una vez que comentó algo conmovedor con respecto a los difuntos y nuestra actitud para con ellos. Había un suicida, que había puesto fin a su vida tirándose al río desde un puente. Este hombre, según decía el Anciano, se arrepintió mientras caía, pidió perdón, su arrepentimiento fue aceptado y su alma fue recogida por un ángel del Señor. Para que aprendamos, para que no nos desesperemos, para que recemos por nuestros hermanos pidiendo misericordia a Dios, y para que no nos convirtamos en jueces de los demás, de acuerdo con las palabras de San Isidoro de Pelusio: "no te adelantes al juicio de Dios" (PG. 78, 377).

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