jueves, 5 de diciembre de 2013

La Gracia de Dios...en la Iglesia Ortodoxa.



No podemos con nuestras propias fuerzas guardar los Mandamientos de Dios ni alcanzar la vida eterna. 
 
Necesitamos para ello de la Gracia de Dios. Esta es un don sobrenatural que Dios, por su gran bondad, nos envía gratuitamente para alcanzar así la salvación y la vida eterna y porque Jesús ha mediado por nosotros. Es un don por el cual somos hechos amigos de Dios. Dios concede su gracia a todos, pues es necesaria para nuestra salvación eterna. Dios nos concede esta gracia por medio de: La Oración, la Misa, los Sacramentos y Sacramentales, y por las obras buenas (Ayuno, Limosna, etc.).
 
La Oración es la elevación de la mente hacia Dios, para adorarle, darle gracias y pedirle todo lo que necesitamos espiritualmente.
 
El mismo Jesús nos dejó una magnifica oración:
El Padre Nuestro. Debemos orar a Dios con confianza, humildad, perseverancia, fe ferviente y en nombre de Jesús, con la certeza de que toda oración es escuchada por Dios: "Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque quien pide recibe, quien busca halla y a quien llama se le abre" (Mas. 7:7-9). 

Los Sacramentos son las palabras y los medios por medio de los cuales Jesús y sus apóstoles transmitieron la Gracia Divina e invisible a los hombres. Con las mismas palabras hoy la Iglesia también transmite la Gracia Divina.

Los Sacramentos son siete: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Santa Unción, Orden Sagrado y Matrimonio. Los Sacramentos nos dan la Gracia Divina que santifica a los que no la tienen y la aumenta a los que la poseen. Cada uno de los Sacramentos producen quien los recibe una Gracia especial, llamada "Gracia Sacramental." Hay algunos que no pueden repetirse en la misma persona, tales son "Bautismo y Orden Sagrado," pues imprimen en el alma un signo indeleble, que permanece para siempre. Todos los Sacramentos fueron instituidos por Jesucristo. El Ministro ordinario de los Sacramentos es el Obispo y el Sacerdote. El Bautismo se hace con una triple inmersión, tal como se hacía en el primitivo cristianismo. La Crismación y la Comunión se administran inmediatamente después del Bautismo. En cuanto al Sacramento de la Eucaristía, se da a los fieles bajo las dos especies de Pan y Vino. La Santa Unción se administra, no sólo en peligro de muerte, sino en cualquier enfermedad, aunque no sea grave. En relación al Sacerdocio el mismo comprende tres grados: Diáconos, Sacerdotes y Obispos, que cumplen la misión divina de: Celebrar, Predicar y Gobernar la Iglesia para que las almas consigan su eterna salvación. El Ministro del Orden es sólo el Obispo, porque sólo él ha recibido este poder mediante una consagración especial. En la Iglesia Ortodoxa se admite el Divorcio en casos muy excepcionales, que ya están determinados por las normas canónicas, y juzgados por el Obispo de la Diócesis.
 

La Jerarquía divina establecida por Jesucristo para conducir las almas hacia Dios, la prédica de su doctrina y la administración de los Sacramentos y Sacrificio de la Misa están a cargo de los Obispos, Sacerdotes y Diáconos.
 
Además de los Sacramentos existen otros medios llamados Sacramentales, que son acciones u oraciones por medio de las cuales la Iglesia pide a Dios su gracia. Su poder se basa en la oración de la Iglesia ante Dios, confiada en la palabra de Jesús: "Pedid y recibiréis." Esos medios son la señal de la Cruz. La Oración de Súplica (Paráklisis). Las flores de los Epitafios, Palmas, Oración del Nacimiento, Aceite Bendito, Pan Bendito, Agua Bendita, varias oraciones y bendiciones durante una enfermedad, y en otras circunstancias.

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